Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
Como suele hacerlo de tanto en tantos –en momentos de crisis–, el presidente mexicano salió de compras.
En efecto, López Obrador acudió al mercado de conciencias llamado Senado de la República, en busca de nuevos aliados para concretar uno de sus más anhelados proyectos políticos; la militarización del país.
Pero también es cierto que el mandatario mexicano sabe bien que para “hacer caldo de gallina”, se requiere “una gallina”.
Es decir, que para buscar “aliados”, primero debe encontrar “los trapos sucios” de sus potenciales nuevos amigos para lograr, de esa manera, estimular la traición de los senadores opositores; sean del PRI, del PAN, de Movimiento Ciudadano y/o del PRD.
Dicho de otro modo, resulta que el huésped de Palacio puso a trabajar a todas las instituciones de espionaje y persecución del Estado mexicano, para buscar –hasta por debajo de las piedras–, “los trapos sucios” de los senadores o las senadoras del PRI, PAN, PRD o MC.
Y es que, como saben, en política todos y todo tienen un precio; mayor o menos dependiendo de los “esqueletos” en el armario.
De esa manera, uno de los mayores precios –que incluso se cotizan en oro–, es “la lealtad ciega”, aquella que no admite el menor cuestionamiento.
A su vez, la “incondicionalidad” a un gobierno, a un partido o un grupo político, se cotiza en plata.
Y el menos cotizado es el “chaqueterismo” a un partido o grupo político para el beneficio del otro; deslealtad que se paga con un grosero puñado de monedas lanzadas al suelo.
Pero lo que “no tiene precio” –y por eso resulta invaluable en política–, es la claudicación o “la traición” al adversario para beneficia de una causa, un partido o un grupo en el poder, como es el caso del partido Morena.
Y ese es el ejemplo que nos ocupa; la presión, el chantaje y la extorsión que se promueve contra senadoras y senadores de los partidos opositores, desde Palacio, por el propio dueño de Morena.
Un chantaje que pretende que senadores del PRI, PAN, PRD y/o MC, traicionen a sus respectivos partidos, a cambio de ayudar en el Congreso al proyecto de militarización que propone el presidente mexicano.
Y por eso, porque la traición de un puñado de senadores del PRI, del PAN, del PRD y/o del MC puede favorecer a Morena y al proyecto de Obrador, son muchos los interesados en estimular y recompensar con oro o con impunidad la traición de los senadores tricolores, azules o amarillos.
Una traición que significa deslealtad con el partido de origen, a favor del voto por la militarización del país –iniciativa que proponen desde Palacio–, pero que rechazan de manera pública tanto el PAN, como el PRD, Movimiento Ciudadano y un sector del PRI.
Y por esa razón –porque se tata de un objetivo fundamental del gobierno de López–, el propio presidente se encargó –de manera personal–, de salir al mercado de conciencias llamado Senado de la República, para seleccionar a los más apetitosos traidores de los anaqueles del mercado de desleales.
Por cierto, una tarea que conocen bien López Obrador, quien incluso entre la clase política es motejado como el rey de la presión política, del chantaje y la extorsión para conseguir sus objetivos.
Pero lo que no calcularon en Palacio fue que desde dentro “del nido de chinches y de ratas en que se ha convertido la casa presidencial–, tienen a sus propios traidores.
O si se quiere, resulta que en Palacio tienen a un puñado de mexicanos que no están dispuestos a jugar el juego de la traición a favor de AMLO.
Por eso, una fuente de Palacio reveló al autor de Itinerario Político –la tarde del domingo último–, que López Obrador se había encargado –de manera personal–, de la tarea de doblegar las conciencias de por lo menos cuatro senadores –dos del PAN y dos del PRI–, para lograr una mayoría de votos, en el Senado, a favor de su iniciativa para militarizar al país.
La revelación la formulamos el pasado domingo por la tarde, en la cuenta de Twitter del autor de Itinerario Político; información que miles de botargas de Palacio trataron de desacreditar.
Sin embargo, la versión fue confirmada por distintas fuentes periodísticas que, de manera puntual, abundaron en nombres, apellidos y filiación partidista de los presuntos traidores.
Al final de cuentas quedó claro que toda la maquinaria y el aparato del Estado mexicano –empezando por el presidente López–, se pusieron en marcha con un objetivo central; doblar a senadores del PRI, PAN, PRD y MC, para hace realidad el objetivo perverso del dictador López Obrador.
Y es que entre hoy martes y el jueves venidero, en el Senado de la República se llevará a cabo la discusión, dictamen, discusión, aprobación y/o rechazo de la ilegal enmienda constitucional para militarizar al país.
Y para ganar esa votación se requieren dos tercios más uno de los senadores presentes en el salón plenario.
Y hasta el día de ayer a Morena le faltaba el voto de ocho senadores, los mismos que trata de comprar el presidente AMLO.
Al final de cuentas veremos de qué están hechos las senadoras y los senadores opositores y, –en su caso–, confirmaremos si los dizque opositores responden al compromiso que los llevó al elevado cargo de Senadores de la República.
Por lo pronto, hoy la moneda está en el aire pero muy pronto sabremos de qué tamaño es la responsabilidad de esos representantes del pacto federal.
Al tiempo.