Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
Frente a la “restauración autoritaria” que ha llevado a cabo López Obrador en los primeros 45 meses de gestión, los opositores trabajan en la construcción de una alianza que, primero en los estados de México y Coahuila, y luego a nivel federal, sea capaz de derrotar a Morena y a sus rémoras.
En ese afán también colaboran no pocos ciudadanos y políticos sin partido quienes dan forma a organizaciones como el Frente Democrático Nacional, entre otros, que analizan perfiles y métodos se selección para la búsqueda de un candidato presidencial de unidad.
A su vez, personalidades del poder y la política se lanzan a la palestra, como eventuales precandidatos presidenciales, en una suerte de “pasarela” que –hasta hoy–, busca mostrar sus cualidades como aspirantes al 2024 y conseguir simpatías entre los ciudadanos.
Por eso, entre los potenciales presidenciables aparecen Margarita Zavala, Enrique de La Madrid, Alfredo del Mazo y Miguel Osorio Chong, entre los más renombrados.
Pero apenas en días pasados “se lanzó al ruedo” la priista Beatriz Paredes Rangel, ex gobernadora de Tlaxcala, exdiputada local y federal, senadora y quien ha ocupado distintas posiciones en su partido y en distintos gobiernos federales.
Lo curioso del caso es que en todo ese andamiaje político electoral se dibuja, de manera natural, el perfil de quien pudiera resultar la candidata o el candidato presidencial para el 2024.
Y es que –en buena hora–, parece que nadie está pensando en un político o política popular y carismático –un líder a la antigüita–, para la presidencial por venir en una eventual alianza opositora.
Al contrario, el imaginario colectivo se mueve en dirección a la búsqueda de políticos profesionales, preparados y capaces de revertir el desastre que dejará López Obrador cuando sea echado del poder.
Una candidata o un candidato con experiencia en el ejercicio del poder y la política, con méritos probados y cualidades reconocidas para que sea capaz de “enderezar la nave” que está a punto del naufragio.
Sí, son muchas las voces ciudadanas que opinan que la circunstancia requiere de una mujer o un hombre profesionales de la política y del ejercicio del poder, más allá de filias, fobias o si se trata de una mujer o de un hombre.
Y es que el momento que vivimos exige de mujeres y hombres que llevan en la sangre no sólo el talante democrático sino que cuenten con probada experiencia en el poder y que estén dispuestos a contener las pulsiones dictatoriales del populista López Obrador.
Y qué mejores aspirantes que Margarita Zavala, Enrique de la Madrid, Alfredo del Mazo, Miguel Osorio y Beatriz Paredes; todos ellos políticos y servidores públicos probados, capaces y, sobre todo, comprometidos con la defensa de la democracia y el desarrollo del país.
Claro, además de muchos que sin duda se sumarán a esa pasarela de presidenciables, en los meses por venir.
Pero si aún dudan que Beatriz Paredes Rangel es una profesional de la política y comprometida con la democracia, vale recordar que apenas en septiembre de 2019, durante la instalación del Congreso General para el Primer Informe de López Obrador, la senadora tlaxcalteca arrancó el aplauso de sus compañeros cuando desde la tribuna del Congreso advirtió que los opositores “no permitirán”, por ningún motivo, “la restauración autoritaria o una regresión democrática”.
Así lo documenté en la entrega de Al Tiempo –para el Diario Digital Contrapeso Ciudadano, del 3 de septiembre de 2019–, titulado: “¡AMLO y Morena van por el asalto total al poder!”:
“Se confirma que fue mentira que Obrador respetaría las leyes y las instituciones democráticas; resultó falso que garantizaría los equilibrios del poder y, en especial, que respetaría la legalidad y la Constitución.
“Se confirma que López, su partido, sus legisladores y su claque mediática quieren el control total del Congreso y de sus órganos directivos, para llevar al país a una dictadura.
“Durante meses, muchos ingenuos descreyeron las advertencias del peligro del gobierno de AMLO y los más delirantes colaboraron para callar las voces críticas que por meses advertimos sobre la dictadura que viene.
“Sin embargo, el pasado domingo, en la sesión de instalación del Congreso para la entrega del Primer Informe de gobierno, la senadora priista, Beatriz Paredes, le puso el cascabel al gato.
“Le dijo pan al pan y vino al vino. Y es que en un histórico discurso llamó la atención de todos los partidos y los legisladores para discutir con sensatez, con altura y con razón lo que está en juego en México; la destrucción del país a causa de la violencia o el debate sobre un cambio de régimen.
“Pero, sobre todo, la experimentada priista –a la que sus compañeros de partido comisionaron para hablar en nombre del PRI–, recordó el cierre de campaña de López Obrador, del 27 de junio de 2018, en donde AMLO prometió que en su gobierno “habrá un auténtico Estado de derecho”.
“En esa ocasión Obrador citó a Juárez en su arenga de que al margen de la ley nada y por encima del derecho nadie y dijo que en su gobierno “seremos respetuosos de la división de poderes porque no apostamos a la unanimidad ni al pensamiento único; porque estamos empeñados en construir una democracia, no una dictadura”.
“Pero la senadora Beatriz Paredes arrancó el aplauso general cuando dijo que si el gobierno de AMLO y el partido en el poder “pretenden una restauración autoritaria o una regresión democrática, no lo vamos a permitir; la oposición somos un solo frente, porque somos corresponsables de la defensa de México”, dijo.
“Nadie en Morena y en Palacio Nacional escuchó a Beatriz Paredes y siguió en marcha el asalto al poder total, por parte del presiente Obrador, de su partido y sus legisladores. Se los dije; viene la instaurar una dictadura”. (Fin de la cita)
Congruente con su postura democrática y con su responsabilidad política, Beatriz Paredes está lista para una eventual candidatura presidencial por la alianza PRI, PAN y PRD.
Bienvenida a la madre de todas las batallas.
Al tiempo.