Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
Desde la comodidad de Palacio, en donde dispone de 160 empleados sólo para sus caprichos, el monarca mexicano decretó la etapa superior del “austericidio” en que se ha convertido su gobierno.
En efecto, una vez que derrochó de manera irresponsable el dinero del pueblo, López Obrador ordenó a todo “el reino cuatrotero” una ocurrencia más para justificar el insaciable saqueo de su gobierno.
Decretó la “austeridad franciscana”, que no es otra cosa que la versión moderna, y “recargada”, del viejo refranero popular: “que se generalice la pobreza, pero en los bueyes del compadre”.
Es decir, que luego del grosero derroche sin freno en los 44 meses de su gestión, el mandatario López acabó con el dinero de los contribuyentes y, frente a la quiebra de las arcas públicas, decretó una “austeridad draconiana”.
Claro, templanza que sólo afecta a los ciudadanos, quienes tendrán –tendremos–, no sólo peores servicios públicos sino una criminal caída en la calidad de las responsabilidades del Estado –como la seguridad, la salud y la educación–, ya que la “estrechez presupuestal” no aparece y nunca aparecerá en Palacio, en el partido Morena, entre la prole y la claque presidenciales y, mucho menos, entre los saqueadores de Palacio.
En realidad asistimos a la versión moderna de la leyenda que en 1789 le atribuye a la Reina María Antonieta de Francia –célebre por su frivolidad e ignorancia–, un pasaje indignante que la llevó a la guillotina.
Resulta que integrantes de La Corte de Luis XVI acudieron a Versalles para exponer a la Reina la crisis económica y, sobre todo, la falta de pan.
Asombrada, la monarca respondió con su frivolidad habitual: “¡si no hay pan, que coman pasteles!”.
La respuesta indignó al pueblo y, en 1893, el tribunal revolucionario condenó a María Antonieta a la guillotina.
Hoy, en el México del siglo XXI, se queda en calidad de “juego de niños” el grosero “¡si no hay pan, que coman pasteles!”, ya que abundan los ejemplos del derroche, saqueo y dispendio en un gobierno que prometió “medianía juarista”, “honestidad valiente” y que serían “primero los pobres”.
La realidad, sin embargo, resulta insultante ya que el de AMLO es el gobierno de mayor dispendio, mayor irresponsabilidad en el gasto público, mayor saqueo, total deshonestidad y, sobre todo, vivimos en la mayor fábrica de pobres en décadas.
Pero si tienen dudas del despilfarro y la corrupción, aquí los ejemplos.
1.- El gobierno de López Obrador escatimó en la compra de medicinas para el cáncer de niños y mujeres mexicanos, pero los ciudadanos pagamos al mes la escandalosa cantidad de 6 millones de pesos por el costo operativo del Palacio Nacional en el que vive el presidente.
Sin contar salarios de 160 personas que laboran en Palacio y que, por ejemplo, consumen energía eléctrica por casi 300 mil pesos 250 mil pesos.
2.- Mientras que en la mayoría de los hospitales del IMSS y el ISSSTE no hay medicamentos elementales, el gobierno de AMLO gasta, en promedio, un millón de pesos al mes por las mañaneras; en total hasta hoy ha gastado sólo por ese rubro 34 millones de pesos.
3.- Mientras que la inflación le pega a los más pobres, como no ocurría en décadas, caprichos presidenciales como la “revocación de mandato” nos costaron casi 2 mil millones de pesos.
4.- Poco más de 70 millones de pesos despilfarrados para la consulta de juicio a los expresidentes
5.- Y la friolera de 6 millones de dólares para el “AMLO Fets”.
6.- Mientras aquí miles de médicos recién egresados carecen de empleo, el gobierno federal gasta un estimado de 50 millones de pesos en el pago a 60 médicos cubanos que no curarán a nadie.
7.- En efecto, el dinero que se escatima a la salud de los mexicanos se utiliza para labores de espionaje y adoctrinamiento para implantan en México la revolución cubana.
8.- Y mientras día a día crece el desempleo, los precandidatos presidenciales de Morena –Claudia, Marcelo, Ricardo y Adán–, usan sin límite dinero público –en cantidades millonarias aún no cuantificadas–, para promover sus aspiraciones presidenciales.
9.- A su vez, y sin explicación alguna, la señora Beatriz Gutiérrez dispone de un presupuesto de 33 millones de pesos anuales, a partir del 2021.
10.- Mientras tanto, estimaciones independientes señalan que en Palacio y en Morena gastan alrededor de 200 millones de pesos anuales en pago a empresas digitales que mueven a millones de bots para golpear en redes a los críticos del fallido gobierno de AMLO.
11.- Al año el gobierno federal gasta 300 millones de pesos par sus medios consentidos; Televisa, Televisión Azteca y La Jornada, los paleros más costosos del mundo.
12.- Al tiempo que el presidente decreta austeridad franciscana, se estima que la disputa de su gobierno por el rechazo al T-MEC le costará al dinero público entre 30 y 40 mil millones de dólares.
13.- Sin contar, claro, con los 300 mil millones de pesos que se despilfarran para el Tren Maya que no es otra cosa que el mayor ecocidio de la historia.
14.- Aparte de los 80 mil millones de pesos que costó el inservible AIFA, que no ha sido utilizado ni por el propio López Obrador.
15.- Sin incluir los 360 mil millones de pesos que costará la refinería de Dos Bocas.
16.- Y tampoco se incluyen los 350 millones de peso que al año cuesta el mantenimiento del avión presidencial parado.
17.- Sin incluir la corrupción generalizada de militares, marinos y guardias nacionales.
18.- Sin tomar en cuenta los 350 mil millones de pesos que costó tirar el NAIM.
19.- Y sin incorporar los imperios inmobiliarios de la claque de AMLO, como Manuel Bartlett, La Casa Gris, las casas de la pareja Sandoval Ackerman, la fortuna de Pio López, Felipa y la Fábrica de Chocolates Rocío…
20.- Y Sin incluir los miles de millones de pesos gastados en el clientelismo de por lo menos 20 millones de mexicanos que, al mes, reciben una, dos o hasta tres dádivas por parte del gobierno de López.
En efecto, el presidente mexicano derrochó las arcas públicas, se acabó el dinero de los mexicanos y en, medio de la ruina económica del Estado, apela a la estulticia para continuar con el saqueo de la nación.
¿Hasta cuando? ¿Cuáles de las instituciones del Estado serán capaces de detener no solo la pauperización de las responsabilidades del Estado, sino el saqueo, la corrupción y la quiebra?
Al tiempo.