Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
A pesar de la gravedad de lo que vimos en el Zócalo de la Ciudad de México el sábado 18 de marzo del 2023, pocos se han atrevido a decirlo y son menos quienes han intentado explicarlo.
Y es que el grosero culto “al señor presidente” que organizó el grupo en el poder –con carretadas de dinero público–, no es más que la confirmación de que López Obrador sigue, “a pie juntillas”, los pasos del padre del fascismo italiano, Benito Mussolini.
Sí, el gobierno de Obrador de hoy es un remedo del dictador italiano y los métodos lopistas buscan idénticos objetivos que el fascismo de Mussolini; imponer una dictadura soportada en la fuerza.
Pero acaso lo más peligroso es que parece que nada aprendimos en México –a poco más de cien años del nacimiento del fascismo en Italia–, del que luego surgieron el fascismo alemán y las atrocidades del holocausto.
Pero vamos al principio. ¿Qué fue lo que vimos el sábado 18 de marzo del 2023 en el Zócalo de la capital del país?
1.- Vimos uno de los más insultantes actos de acarreo ciudadano para satisfacer el ego un “líder máximo”, sediento de elogios y aplausos.
2.- Vimos la exaltación del nacionalismo trasnochado que insiste en la cantaleta insulsa y populista de que “Pemex es nuestro”.
3.- Vimos el poder del Estado para comprar y corromper conciencias; compra, corrupción y acarreo a cambio de empleo y dádivas.
4.- Vimos el terror de la pira pública instalada para mandar los clásicos mensajes ejemplares del fascismo; la persecución a los opositores y la quema de botargas de los opositores, como fue el caso de la quema de un monigote de la presidenta de la Suprema Corte.
5.- Vimos la manipulación de la historia para apoyar la polarización social, en voz del mismísimo “líder supremo”, quien no sólo mintió y engaña en la plaza pública al inventar el cuento de que el PAN nació para oponerse a la expropiación petrolera, sino que creó su verdad oficial.
6.- Y fuimos testigos de la advertencia, desde el mismísimo centro del poder presidencial, de que la mafia instalada en Palacio no dejará el poder por las buenas, mediante la ley, a través del voto, sino por la fuerza.
En pocas palabras, el sábado 18 de marzo del 2023, en el Zócalo de la Ciudad de México vimos la versión moderna, trasnochada y “bananera” del fascismo, además de un presidente convertido en remedo de Mussolini.
Pero si aún dudan de que el grosero espectáculo del sábado 18 de marzo fue copia del fascismo de Mussolini, vamos a las definiciones.
Sí, según Bobbio, Matteucci y Pasquino, el fascismo debe ser entendido de la siguiente manera: “como una ideología fundamentada en el culto al jefe, al líder máximo, a la exaltación de la colectividad nacional –conocida como nacionalismo–, y en el desprecio de los valores del individualismo liberal”.
Como “la movilización de masas, centrada en la manipulación política, la violencia y la planificada estatista en función del régimen centralista”.
Como “la eliminación de la oposición política por medio del uso de la violencia y la fuerza terrorista”
Y como “un aparato de propaganda fundado en el control de la información y de los medios de comunicación de masas, para imponer una sola verdad; la verdad de Estado”.
Queda claro que existe una evidente relación de “causa y efecto” entre el acarreo a favor de López Obrador que vimos el 18 de marzo del 2023 en el Zócalo de la capital del país y la definición clásica del fascismo de Mussolini.
Pero si aún así existen dudas de que AMLO sigue los pasos del padre del fascismo, vale recordar que en el Itinerario Político del pasado 21 de abril del 2022, titulado: “¡Soñó ser como Juárez y terminó como Mussolini!”, documenté que AMLO se comportaba igual que el dictador italiano.
Aquí la cita: “La terca realidad confirma –a punto de cumplir la tercera parte de su gobierno–, que el presidente mexicano terminará igual que otro Benito, el padre del fascismo, Benito Mussolini.
“Y es que igual que el dictador italiano, Obrador insulta, difama, persigue y calumnia a sus críticos y hasta alienta el odio social en contra de los disidentes, al extremo de obligar a dueños de los grandes medios –prensa, radio y televisión–, a despedirlos por no acatar la censura oficial.
“Igual que Mussolini, Obrador formó su ejército de “camisas negras”, motejados como “Servidores de la Nación”, quienes desde la modernidad de las redes sociales linchan, persiguen, difaman y calumnian a todos los que se atreven a disentir y pensar distinto, al grado de convertir en “traidores de la patria” a quienes disienten y piensan distinto.
“Y es que en el “chabacano fascismo” impuesto por AMLO en México, es “traidor a la patria” y a su decadente transformación todo aquel ciudadano que se atreva a critica y cuestiona las ocurrencias, tonterías, necedades y hasta los crímenes de Estado ordenados desde Palacio”. (Fin de la cita)
Sí, lo que vimos el pasado 18 de marzo del 2023 es la confirmación de que con AMLO, hoy en México vivimos el fascismo de Mussolini.
Al tiempo.