Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
Les puede gustar o no a los fanáticos de Morena y, sobre todo, a los “enamorados” del locuaz López Obrador.
Lo cierto, sin embargo, es que el Metro ya es la tumba y la mortaja de la señora Claudia Sheinbaum, la preferida López.
Sí, el Metro y la jefa de gobierno de la CDMX son la sepultura, la tumba y hasta la mortaja política de “la preferida de Palacio”.
¿Lo dudan?
Vamos por partes. Resulta que cuando Claudia Sheinbaum llegó a la jefatura de gobierno de la Ciudad de México preguntó a algunos de sus “asesores” de confianza sobre la manera más fácil de obtener dinero sucio del GDF para hacer política.
Sí, todos los dizque “asesores” coincidieron en tres “fuentes seguras” que, según ellos, le darían dinero fácil a Claudia y sin las molestas auditorías.
El primer lugar era el Metro –que sólo por la venta de boletos recibió por años millones de pesos al mes–, seguido por la extorsión del ambulantaje –también dinero en efectivo–, y por último el dinero de la infraestructura vial, como el costo por el bacheo, la reposición de alcantarillas y mobiliario público, además de la renovación de la nomenclatura urbana.
Por eso, a partir de entonces, el Metro se convirtió en “la caja chica” del gobierno de Claudia, para el financiamiento de costosas precampañas de la preferida de Palacio; además de que la jefa de gobierno convirtió a la capital del país en uno de los tianguis más grandes del mundo –lo que a diario le reporta miles de millones de pesos–, mientras que día a día la ciudad parece bombardeada a causa de los baches y de la infraestructura inservible.
Por cierto, la proliferación de baches fue el primer reporte del poll de prensa que acompaña al presidente norteamericano, Joe Baiden en su trayecto del AIFA a Polanco –donde se hospedó el mandatario norteamericano–, al arranque de la Cumbre de Líderes de América del Norte.
Sin embargo, lo que se negó a escuchar la ambiciosa jefa de gobierno y la demencial aspirante presidencial es que existen servicios públicos con los que ningún gobierno y ningún gobernante debe jugar; servicios que, en los hechos, son intocables.
¿Y cuales son esos servicios intocables?
En ese orden, el transporte público, el agua, la recolección de basura, el drenaje eficiente y la seguridad. ¿Pero qué creen?
¡Bingo..! Que la jefa de gobierno de la capital del país sólo escuchó la primera parte de la advertencia de quienes le recomendaron saquear el dinero público –aquella parte en donde le garantizaban dinero fresco para su campaña–, pero decidió ignorar la parte fundamental de la recomendación.
Ignoró que todo gobierno y todo gobernante que aspire al aplauso público –y por tanto a la posibilidad de reelección–, debe satisfacer los básicos para sus votantes cautivos; las clases media, la clase media baja y la clase baja.
Y por pura casualidad, entre los básicos para garantizar el aplauso “del respetable” están el transporte público, sobre todo el Metro, además de las vialidades hoy destruidas y la inexistente seguridad.
Sí, de manera vergonzosa la capital del país cuenta con el transporte público más inseguro, con el Metro más peligroso para la vida humana; con las calles más dañinas para automovilistas y automóviles, con una movilidad permanentemente colapsada –entre las peores del mundo–, y una inseguridad que la convierte en una de las más perniciosas zonas de guerra del planeta.
Incluso se puede decir que la capital mexicana es víctima de un sabotaje que pretende acabar con el bienestar de sus habitantes.
Pero lo que pocos se atreven a decir es que la mayor saboteadora de la capital del país y la verdadera responsable de la tragedia que viven los capitalinos se llama Claudia y se apellida Sheinbaum.
En efecto, la señora Claudia es la responsable de que el transporte público haya colapsado; responsable de que el Metro esté en condiciones ruinosas y que sea el mayor peligro para los capitalinos; de que los ciudadanos pierdan la vida en el Metro, en asaltos a “micros” , al caer en una alcantarilla sin tapa, en balaceras callejeras, en asaltos a tiendas y restaurantes y que en la CDMX la vida no valga nada para las instituciones del Estado.
Y por eso las preguntas.
¿Qué esperan los capitalinos luego del peor gobierno de la historia, el de la señora Sheinbaum, para decir basta?
¿Qué esperan para mandar al diablo a Morena y a sus candidatos?
¿Acaso los cinco millones de usuarios del Metro, los diez millones de personas que a diario viajan en transporte público esperan morir en el Metro, en La Micro, en las garras del crimen?
No, debemos entender que el Metro ya es la tumba de Claudia y que el Metro no perdona y no perdonará la los ciudadanos.
Al tiempo.