Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
La fórmula no sólo la tienen ensayada y probada en Palacio, sino que incluso está patentada.
Es la misma fórmula que le permitió a López Obrador someter a la Suprema Corte y a los Poderes Legislativo y Judicial; además de doblar a los grandes medios y, sobre todo, a los opositores.
Pero también es una fórmula que se aplicó de manera exitosa “con el pueblo bueno”; cientos de miles de burócratas a los que desde lo más alto del poder se corrompió, chantajeó y extorsionó para que acudieran a “la marcha del ardor” del pasado domingo 27 de noviembre.
Fórmula que, de igual manera, utilizó el presidente para someter a militares, marinos y guardias nacionales, quienes “comen en su mano”, a pesar de la corrupción y las violaciones constitucionales ordenadas en Palacio.
Se trata, como todos saben, de la fórmula de la corrupción, la extorsión, la amenaza y el chantaje.
En efecto, adjetivos convertidos no sólo en exitosas políticas públicas sino en potentes herramientas para “someter”, “doblar”, “chantajear” y “corromper” conciencias; sean conciencias ciudadanas, empresariales, políticas y, sobre todo, de militares, marinos y guardias nacionales.
En pocas palabras: todo un arte dictatorial aprendido en la historia y hoy ensayado de manera exitosa en el México de López Obrador.
“Ensayo de un crimen” que en sólo una semana podría hacer “el milagro” de “convencer”, “corromper”, “someter” y “extorsionar” a decenas de diputados federales y senadores de oposición.
¿Y para qué quieren “convencer”, “corromper”, “extorsionar” o “someter” a diputados y senadores de oposición?
Todo el mundo lo sabe; para destruir al INE, para derribar la democracia mexicana y para volver a los tiempos del partido único y de la peor antidemocracia que ha vivido nuestro país.
Y es que, como también saben, el partido de Estado, Morena, planeó que la Reforma Electoral propuesta por López Obrador se discutiera y votara en la Cámara de Diputados el lunes 28 de noviembre; horas después de “la marcha del acarreo”.
Los “genios” de Morena creyeron que luego de “la marcha forzada” del domingo 27, el horno político estaría listo para “cocinar los bollos” que de manera urgente solicitó el huésped de Palacio.
Sin embargo, el descrédito por el acarreo de escándalo y el fracaso de la “marcha del ego” debilitó aún más al presidente y, en sentido contrario, fortaleció los ánimos opositores.
Así, hasta la mañana de ayer lunes, los líderes de Morena y sus aliados no había conseguido la compra de medio centenar de diputados federales que necesita para alcanzar los “dos tercios más uno” de los votos requeridos.
Es decir, hasta ayer lunes, Morena y sus paleros en el Congreso sólo tenían 276 de los 334 votos necesarios para la reforma constitucional; faltaban por lo menos 58 votos para alcanzar la meta legal establecida para la reforma de la Carta Magna.
Por esa razón, la mañana de ayer lunes, el líder de los diputados de Morena informó que se modificó la fecha de la discusión y votación de la Reforma Electoral propuesta por López, lo que fue entendido por todos los enterados como una estrategia para ganar tiempo.
Pero no sólo se trata de tiempo, sino que ya está en marcha una estratagema política capaz de recurrir a todos los mecanismos posibles para “someter”, “doblar”, “corromper” y “chantajear” a cuantos diputados y senadores sean necesarios para cumplir el capricho dictatorial de Obrador.
El problema es mayor, sin embargo, si acudimos a la siempre maleable condición humana –a las conciencias que tienen precio y a los principios de plastilina, que se doblan a la menor provocación–, sean de ciudadanos, en general o de políticos, en particular.
Y por eso obliga preguntar.
¿Cuántos diputados opositores; del PRI, PAN, PRD y MC, tienen los calzones sucios y, por tanto, son candidatos ideales para el chantaje político?
¿Cuántos de esos legisladores tienen esqueletos en el closet, por cuya secrecía son capaces de la mayor traición imaginable?
¿Cuantos diputados de los partidos arriba citados sólo están a la espera de que desde Palacio les hagan el ofrecimiento clásico de “El Padrino”: una propuesta “imposible de rechazar”?
La historia ya la vimos en el más reciente capricho presidencial enviado al Congreso; cuando diputados y senadores del PRI, PAN y PRD se vendieron por lentejas, a cambio de votar por la permanencia de la Guardia Nacional en manos militares.
Sí, del tamaño de la traición o de la dignidad que veremos en una semana, será el tamaño de las posibilidades de echar del poder a la escoria de Morena y a la carroña de sus gobiernos.
Al tiempo.