Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
El grosero “acarreo” de empleados de los tres niveles de gobierno para saciar el ego presidencial no sólo es una “marcha de Estado”, sino la versión moderna de la esclavitud.
Y es que empleados municipales, estatales y federales de los gobiernos de Morena serán llevados, cual esclavos, a aplaudir al “amado líder”.
Y quien se oponga a la esclavitud moderna será echado del empleo ya que el Estado tiene dinero para elogiar al tirano, no para atender al pueblo.
Sí, en el Estado mexicano no hay dinero para llenar de medicamentos esenciales los estantes de los hospitales públicos; pero sí para llenar el Zócalo.
No hay dinero para adquirir las vacunas indispensables que permitan cumplir el esquema básico de vacunación para millones de menores de edad de todo el país; pero sí para acarrear aplaudidores.
En el gobierno de López Obrador no hay dinero para adquirir fármacos oncológicos que salvarían la vida de miles de niños afectados de cáncer, a cuyos padres el gobierno difama, calumnia y sataniza en calidad de enemigos de la patria; pero se paga lo que sea a cambio del aplauso al rey.
No hay dinero para atender el creciente problema de cientos de miles de mujeres con cáncer de mama y cáncer cervicouterino, a las que se condena a una muerte prematura; pero si para la dádiva a cambio del elogio.
En el Estado mexicano se escatiman los recursos económicos para la contratación de más y mejores médicos mexicanos y se despilfarra el dinero en espías cubanos disfrazados de médicos.
El gobierno de la Cuarta Transformación impone recortes criminales al presupuesto del IMSS y el ISSSTE, pero despilfarra el dinero en obras inservibles como Santa Lucía, Tren Maya y Refinería Dos Bocas.
En la tiranía de López Obrador fue saqueado y desmantelado el Seguro Popular, que atendía a decenas de millones de mexicanos pobres, a quienes se deja “a la buena de Dios”; mientras se despilfarra en “marchas de Estado”
En la autocracia de AMLO el presupuesto para la ciencia y la tecnología es lo más parecido a un pecado satánico y, por tanto, se retiran todos los recursos públicos para científicos y talentos mexicanos.
En el Estado mexicano de hoy –el de López–, se cancelar o reducen los recursos públicos que antaño se destinaban a los programas de atención a niñas y niños, pero se incrementan a la compra de votos, a través de los programas sociales para adultos mayores.
En el gobierno de AMLO el 99% de las compras y contratos estatales se realizan por asignación directa y la transparencia es letra muerta, lo que se ha traducido en el gobierno más corrupto y ladrón de la historia.
Y en la utopía “morenista”, el presidente vive en un Palacio, a todo lujo, con 160 sirvientes sólo para sus ocurrencias, mientras que los pobres son cada día más pobres y la crisis económica nos lleva a niveles de tragedia nacional.
En el gobierno mexicano de un solo hombre, en donde mandón se llama López Obrador, la expectativa de vida de los ciudadanos ha caído en cinco años, mientras que la prole y la claque de Palacio se enriquecen sin freno.
Pero tampoco es nuevo que en los populismos como el que vivimos en México, sólo hay dinero para alimentar el ego de un solo hombre; en realidad en una tiranía como la de López Obrador sólo hay una boca que alimentar.
La del ego lastimado del tirano; el amado líder hambriento de elogios y genuflexiones luego de que un puñado –de cientos de miles–, de “súbditos irrespetuosos e insensatos” cometieron el pecado de salir a la calle y reclamar la defensa de la democracia mexicana.
Por eso desde Palacio se ordenó el mayor despilfarro posible para alimentar el hambriento ego presidencial.
Y desde todos los frentes y los tres órdenes de gobierno –municipal, estatal y federal–, se orquestó el mayor despilfarro de dinero público de la historia para acarrear a cientos de miles de servidores públicos, quienes serán llevados en calidad de esclavos a la procesión del domingo 27 de noviembre para adorar al “Rey del despilfarro y el acarreo”.
Y ay de aquellos burócratas que se opongan; de quienes se nieguen o rechacen el grosero acarreo, porque entonces serán despedidos, “rasurados” del pago de prestaciones o, de plano, serán lanzados a las matonas redes sociales, cual traidores a la patria.
¿Cuántos miles de millones de pesos costará a los bolsillos de los ciudadanos que pagamos impuestos, la movilización obligada la moderna versión de la esclavitud, desde todo el país, de 500 mil personas que serán acarreadas para saciar el hambre insaciable del ego presidencial?
Lo cierto es que el charlatán de Palacio puede engañar lo que quiera; negar el acarreo y ocultarlo, sin embargo, son decenas de videos, imágenes, audios y evidencias que confirman el acarreo a costa del dinero público.
Cientos de pruebas documentales que prueban la versión moderna de la esclavitud que impuso López Obrador con el dinero de todos los mexicanos; esclavitud disfrazada de “marcha del ego”.
Y es que el cinismo y la degradación política y social de los gobiernos de Morena es tal que ya no les importa ocultar lo inocultable; que el gobierno de López Obrador es la peor versión –la versión más pestilente–, del peor PRI de la historia.
Al tiempo.