Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
Si no es por el cinismo descomunal detrás de las palabras de López Obrador, sería de risa loca.
Sí, ahora resulta que el difamador y calumniador se dice difamado y calumniado.
Resulta que el presidente que a diario abusa del poder de Palacio; el mismo que todos los días violenta la Constitución y que insulta, difama y calumnia a diestra y siniestra, hoy lloriquea y se dice víctima de una campaña.
Resulta que el mandatario que pidió la cabeza de todos sus críticos; el que le exigió a Televisa, a Milenio, a Fórmula y a muchos otros despedir a los periodistas que advertían sobre el riesgo de su gestión, hoy se queja y, cual plañidera, se dice víctima de una perversa persecución.
Resulta que el mandatario que diario acusa a Ciro, a Loret, a Riva Palacio, a López-Dóriga, a Aguilar Camín, a Krauce y que por años ha perseguido a Pablo Hiriart y a Ricardo Alemán –entre otros–, hoy llama “irresponsables” y “perversos” a quienes le han pedido poner un alto al odio, la difamación y la calumnia contra sus adversarios y sus críticos.
Resulta que el hombre más poderoso del país, el mismo que vive en un Palacio, que cuenta con toda la protección del Estado y que mueve todas las instituciones estatales para aplastar a sus críticos, hoy asume el ridículo papel de “Paquito” y dice que “no hará travesuras”.
Y resulta que el mismo presidente que ordenó cerrar la investigación del atentado contra Ciro Gómez Leyva, dice que es perverso que lo señalen como potencial culpable de la muerte de un candidato presidencial o periodista.
Sí, sin duda que sería de risa local, si no fuera porque todos en México saben que el mandatario mexicano es un mitómano, un impostor y un cínico.
Pero vamos por partes.
En su mañanera de ayer, martes 25 de julio del 2023, López apareció compungido y, con el consabido tono de víctima, se dijo perseguido por los perversos críticos a los que, según él. mueve Carlos Salinas.
Así lo expuso: “Es muy grave y perverso pronosticar lo que quisiéramos que no sucediera, al decir que va a haber un crimen y que el presidente va a ser el responsable; es hasta enfermizo.
“¿Qué no pueden esperar un año dos meses que ya voy a concluir?
“A lo mejor pensaban que no lo iba a tratar yo aquí, que me iba a quedar callado, no, la vida pública cada vez tiene que ser más pública […] Y es muy irresponsable porque están apostando por la desestabilización
“Estoy sintiendo una campaña muy sucia, muy perversa, inhumana, fascista, de mucha maldad; ojalá y recapaciten, porque lo acaban de echar a andar […] Y me preocupa porque todos están vinculados a Salinas de Gortari.
“Desde que estoy en la presidencia no he ordenado reprimir a nadie y estoy dispuesto a enfrentar a mis adversarios de manera pacífica […]
“Algunos están fuera de sí y es una campaña muy irresponsable, perversa, de mala entrañas, riesgosísima; están difundiendo que, si le pasa algo a un periodista, a un aspirante presidencial, va a ser culpa mía […] y lo está diciendo López-Dóriga, la señora Pagés, Aguilar Camín, Riva Palacio, todos vinculados con Salinas de Gortari” (FIN DE LA CITA)
Lo que no dice Obrador es que cuando desde Palacio un presidente señala y acusa, su dedo flamígero y su acusación son una orden para los fanáticos y matarifes a sueldo de la 4-T.
Por eso, en el Itinerario Político del 14 de julio del 2023 titulado “¡Peligra Xóchitl por el odio presidencial!”, documenté ese riesgo.
Así lo dije: “No es exagerado advertir del peligro potencial en que se encuentra la senadora Xóchitl Gálvez.
“Riesgo de que el fanatismo que acuna la casa presidencial sea lanzado contra la integridad física de la más aventajada precandidata presidencial.
“Amenaza de que el odio expresado desde Palacio –que se transformó en guerra sucia contra la empresaria desde medios oficialistas–, pueda terminar en un atentado en su contra.
“Y no es exagerado porque en la historia de la humanidad siempre han existido consecuencias cuando, desde lo más alto del poder, se señala, acusa, cuestiona o censura a un ciudadano.
“Peor aún, en México siempre existen consecuencias por el odio presidencial; por el señalamiento, cuestionamiento, acusación, o la censura a un político, a un medio de información, a un opositor o crítico del poder.
“Incluso, vale recordar que el 10 de enero de 1997, el articulista Gastón García Cantú advirtió de ese riesgo y de sus consecuencias.
“Así lo dijo en su artículo de primera plana en Excélsior de esa fecha: “Un presidente mexicano, por el poder de que dispone, al censurar personas o acciones, condena. Y la condena en nuestro sistema, termina en persecución”. (FIN DE LA CITA)
Sin embargo, están en la memoria colectiva hechos vengativos y nada casuales ocurridos en la gestión de López Obrador, como la tragedia no aclarada en la que perdieron la vida la gobernadora de Puebla, Martha Erika Alonso y el senador Rafael Moreno Valle; adversarios políticos del presidente y quienes se comprometieron a ser los más severos opositores al dictador
Además, todos recuerdan la venganza lanzada desde Palacio contra Rosario Robles, a quien el presidente Obrador mantuvo en prisión por casi tres años, a partir de una monstruosidad legal. Venganza ordenada por el conocido odio del sátrapa López a las mujeres que se atreven a retarlo.
Y no podemos olvidar el atentado al periodista Ciro Gómez Leyva, uno de los más respetados y clientes favoritos de López Obrador, cuyo intento de asesinato no sólo fue archivado por orden presidencial sino que, en el delirio de Palacio, hasta se intentó borrarlo de la conciencia colectiva.
Pero el odio presidencial contra “la señora” –como le dice López a la senadora, empresaria y luchadora social–, Xóchitl Gálvez, va más allá de la consabida misoginia de Obrador.
En realidad se trata de una nueva venganza de Palacio, llevada a acabo por el propio presidente y cuya intención es desbarrancar, destruir y, si es posible, exterminar toda posibilidad presidencial de la exitosa empresaria.
Sí, está claro que el psicópata de Palacio no parará hasta acabar con la senadora Xóchitl Gálvez, quien corre un serio peligro al viajar por la CDMX en bicicleta y al recorrer el país sin los mínimos de seguridad.
Y es que a pesar del cinismo presidencial, a pesar de que López se victimiza de nuevo, es un dictador capaz de todo. Y todo es todo.
Al tiempo.
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