Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
Seguramente son muchos los ciudadanos que no sólo han comprobado sino padecido los efectos de un presidente mentiroso, tramposo y, sobre todo, cuya impostura lo confirma como criminal.
Sí, para nadie es nuevo que López Obrador es el presidente más mentiroso de la historia mexicana y uno de los más mentirosos del mundo.
Hasta hoy, por ejemplo, la empresa Espin ha documentado que en los primeros 56 meses de la gestión federal, Obrador ha formulado más de 120 mil mentiras, afirmaciones falsas o que no se pueden probar.
Esa cifra es cuatro veces mayor al número de mentiras documentadas por la prensa norteamericana al ex presidente Trump, quien en los cuatro años de gestión formuló al menos 30 mil falsedades.
Pero tampoco es novedad que López es uno de los presidentes más tramposos de México y del mundo.
Por ejemplo, aquí he documentado escandalosas trampas como el chantaje y la extorsión con los plantones en el Zócalo; como la recaudación de donativos para los damnificados de los sismos; colecta que, en realidad, fue un saqueo para usar el dinero del pueblo con fines político-electorales. Eso sin contar con el robo a trabajadores del gobierno del entonces DF.
Y apenas ayer, AMLO nos regaló una joya de sus pulsiones tramposas y de la forma en que defraudó la Constitución y las leyes electorales.
Como saben, los árbitros electorales –INE y el Tribunal Electoral–, emplazaron a Obrador para abstenerse de hablar de temas electorales y de la senadora Xóchitl Gálvez. Sin embargo, el tramposo presidente mexicano recurrió a una simulación para defraudar la ley.
Inauguró una nueva sección llamada: “yo no lo dije”, en donde presenta videos, imagen y voces que dicen lo que quiere decir el presidente, quien abunda en el tema y, con ello, sigue violando la Constitución.
Lo peor del asunto es que el mensaje que se manda desde Palacio a los ciudadanos es que cualquiera –desde el mismísimo presidente–, puede violar la Constitución y sus leyes electorales a través de una simulación discursiva –de un montaje–, a los ojos de todos
Sí, el presidente López Obrador se ufana de ser el más tramposo y quien siempre encuentra una forma de violar la Carta Magna y sus leyes.
Pero López también se ha conformado como el presidente más criminal de la historia. ¿Por qué?
Porque al hablar de la violencia y el crimen no sólo debemos ver el caso de los 170 mil mexicanos muertos, sino del exterminio de periodistas.
Y es que a lo largo de la gestión de López han sido asesinados en México un total de 75 periodistas, sin contar con el “milagro” que salvó la vida del periodista Ciro Gómez Leyva, a quien el señor López insiste en descalificar, acusar, difamar y calumniar.
Pero en esta ocasión el periodista no se quedó callado y exigió al presidente poner alto a sus amenazas, mentiras y descalificaciones.
Y es que, en el México de hoy, cuando el presidente acusa, señala o difama a un periodista, en el fondo está colocando al periodista como enemigo de su gobierno y, por tanto, “lo pone” a merced de los fanáticos y matarifes al servicio del dictador de Palacio.
Así ocurrió en la “mañanera” de ayer, en donde López presentó un video de 2012, en donde Gómez Leyva se disculpa por una encuesta que no acertó. El presidente dijo que era “una disculpa hipócrita” y que hoy los periodistas también engañan con encuestas para poner por las nubes a candidatos como Xóchitl Gálvez.
Y con ese pretexto, el presidente dijo “alertar a la gente” sobre los supuestos malos periodistas que engañan a sus audiencias.
Por eso, Ciro Gómez Leyva respondió con una exigencia contundente para que el presidente termine de perseguirlo.
Así lo dijo: “Yo ya viví una auditoría en este sexenio y el presidente sabe qué tipo de auditoría fue (…). ¿Qué sigue Presidente? Ya que a usted le fascina jugar a la especulación, yo le pregunto: ¿Qué es lo que sigue conmigo? ¿un segundo atentado? ¿Eso es lo que sigue después de escuchar sus palabras?”, dijo Ciro Gómez Leyva.
Y abundó en tono crítico: “Veinte minutos sirviéndose de los recursos públicos, sirviéndose de toda la plataforma de difusión pública del país, de un presidente contra un periodista. Ya me imagino el tono”.
Además, Gómez Leyva explicó que luego de la encuesta citada por López Obrador, ofreció una disculpa legítima y nunca más volvió a presentar encuestas
Así lo dijo: “Yo a partir de ese momento no volví a mostrar una encuesta de nadie… De mi parte, 11 años después sí hubo una corrección presidente; pero ¿en qué otra cosa he mentido?”. (Fin de la cita)
Hoy queda claro que López Obrador no solo es el presidente mexicano más mentiroso y el mayor tramposo de la historia, sino el peligro criminal más grande para los periodistas.
Al tiempo.
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