Sheinbaum reivindicada
¡EL “HORROR DEL INFIERNO”
MOVILIZA A LOS “CULICHIS”!
Del refranero popular.
“No hay mal que dure cien años, ni pueblo que lo aguante”.
Lo curioso es que, frente a la “infernal realidad”, el refranero le
quedó “como anillo al dedo” a los habitantes de Culiacán, Sinaloa, quienes
por meses han vivido la peor ola de violencia a causa de la disputa de
grupos criminales.
Una historia que comenzó el 25 de julio del 2024, cuando Ismael “El
Mayo” Zambada fue entregado al gobierno de Estados Unidos, en
complicidad con Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín Guzmán Loera,
“El Chapo”, lo que desató “una guerra a muerte” entre los otrora antiguos
socio.
Y en medio de esa guerra son incontables los atentados, las masacres,
secuestros, incendios deliberados y “el horror de un infierno” que parece
no tener fin y que poco o nada les importa a los tres órdenes de gobierno:
federal, estatal y a los gobiernos municipales.
Y es que no es secreto, para nadie, que el gobierno federal, estatales
como el de Sinaloa y no pocos gobiernos municipales de todo el país han
sido y siguen siendo aliados de los cárteles que operan en todas las
entidades “gobernadas” por Morena.
Por esa razón –por la alianza entre cárteles criminales y gobiernos
“morenistas” –, lo que pasa en Sinaloa y “el infierno” que viven sus
habitantes no le importa ni a la “señora presidenta” y menos al
gobernador Rubén Rocha Moya, quienes dejan hacer y dejan pasar como
si “el infierno” desatado fuera parte de “la normalidad”.
Sin embargo, como “no hay mal que dure cien años ni pueblo que lo
aguante”, el pasado jueves 23 de enero del 2025 “el infierno” llevó al
límite de la tolerancia a los ciudadanos de Culiacán, quienes salieron a la
calle para repudiar a un incompetente gobierno estatal, encabezado por
irresponsable “narco-gobernador” Rocha Moya.
Y es que días antes, dos menores de edad y su padre fueron acribillados a
sangre fría, en un intento por despojarlos del vehículo en el que viajaban,
lo que llevó al límite a la sociedad sinaloense.
Estremecedoras movilizaciones sociales y repudio ciudadano que no se
veían en las calles de Sinaloa y menos en su capital, desde mayo de 1990,
hace casi 35 años, cuando la sociedad “culichi”, igual que hoy, salió a la
calle a repudiar el asesinato de Norma Corona Sapién, la defensora de
derechos humanos ultimada en esa fecha por órdenes del líder criminal,
Héctor Palma, motejado como “El Güero Palma”.
El crimen de la reputada abogada, cometido en Culiacán, fue de tal
impacto en la vida nacional que, el 6 de junio de ese 1990, el entonces
presidente, Carlos Salinas, decretó la creación de la Comisión Nacional de
Derechos Humanos, la CNDH, que con el tiempo destruyó López Obrador.
Hoy, casi 35 años después de aquella indignación generalizada, la sociedad
sinaloense vuelve a la calle de manea ejemplar, en medio “del infierno” en
que han convertido Culiacán, todo Sinaloa y al país entero, las disputas
entre los cárteles criminales, aliados de los gobiernos de Morena.
Pero no fue todo, el viernes 24 de enero del 2024, la movilización
ciudadana se replicó en Mazatlán, en donde se escuchó de nueva cuenta
el reclamo indignado de: “¿fuera Rocha, fuera Rocha, fuera Rocha…!”.
Ese mismo viernes, el empresario Manuel Clouthier Carrillo denunció que
un grupo armado prendió fuego a la oficina de una de sus empresas,
atentado terrorista que lo llevó a declarar que Culiacán “es invivible, no es
visitable y tampoco invertible”.
Sedientos de paz y justicia los “culichis” volvieron a las calles ayer
domingo, 26 de enero del 2024, para exigir, de nueva cuenta, fin a la
violencia y la complicidad de todos los órdenes de gobierno con los
cárteles criminales, al extremo de que quemaron “un monigote” de Rocha
Moya.
Lo peor, sin embargo, es que esa complicidad de los gobiernos federal,
estatal y municipales fue solapada de inmediato por “narco-legisladores”
como Ricardo Monreal, líder de Morena en la Cámara de Diputados, quien
convocó a toda su bancada y a los aliados del partido oficial, para salir en
defensa pública del indefendible “narco-gobernador” de Sinaloa, a pesar
del repudio generalizado de la sociedad de esa entidad.
Es decir, que líderes, legisladores y gobernantes del Partido Morena se
han convertido en los principales defensores de los grupos criminales que
aterrorizan a los ciudadanos de todo México; complicidad que sociedades
como la sinaloense parecen no estar dispuestas a seguir tolerando.
Por eso las preguntas de rigor.
¿Qué tiene que pasar para que alguna autoridad federal sea capaz de
castigar la complicidad de un mal gobernante como Rubén Rocha Moya?
¿Hasta cuándo la “señora presidenta”, el partido Morena, sus líderes y
legisladores, seguirán solapando a criminales llevados al poder por los
cárteles y las mafias del crimen organizado?
¿Hasta cuándo aprenderá la ciudadanía de todo México, la lección de la
valiente sociedad sinaloense, para repudiar a toda la mafia llamada
Morena?
Al tiempo.