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Libros de ayer y hoy
¡ES CONSIGNA DE ESTADO
ACABAR A LOS CRÍTICOS!
En solidaridad con todos los periodistas mexicanos perseguidos,
difamados y amenazados por la tiranía de López Obrador.
Sí, se trata de una consigna de Estado.
Una persecución ordenada desde lo más alto del poder para callar a las
voces críticas de la incontenible tiranía que se instala en México.
Y es que, conforme se consolida el Maximato “lopista” y se afinan
detalles para la vuelta al régimen de partido único, también se intensifica la
persecución de periodistas y críticos.
Acoso mediante todas las formas posibles; amenazas de muerte directas
y campañas negras de insultos difamaciones y calumnias –a través de redes
sociales–, pasando por la persecución fiscal y hasta la arbitraria e ilegal
prisión por exigir derechos elementales.
Y hoy, el caso más significativo –luego que Ciro Gómez Leyva vivió
un atentado a su vida–, es la persecución de Estado contra el periodista
Humberto Padgett, quien fue llevado preso por “cometer el delito” de exigir el
respeto a derechos civiles elementales.
¿Y cuales son esos derechos?
Reclamar a la fiscalía de CDMX una explicación de las razones por las
que esa autoridad entregó los datos personales del periodista, a grupos
criminales denunciados en medios por extorsión, asesinato y venta de drogas
en distintos puntos de la capital del país.
Es decir, que en el México de la 4-T, también se sigue el manual del
dictador para silenciar a los periodistas críticos, mediante advertencias
ejemplares. Manual que dicta no perseguir a los criminales, sino a quienes
denuncian los crímenes.
¿Y cuales son las advertencias ejemplares?
Todos las conocen; la amenaza de muerte directa, el señalamiento
infamante desde la Mañanera presidencial, la ilegal persecución judicial y
fiscal a los críticos y, en especial, las “matoneras” redes sociales que
amenazan, insultan, difaman y calumnian.
Y el mensaje también lo conoce todo México y el mundo entero.
Así se puede leer el mensaje: “Vean lo que le pasa a quienes critican y
exhiben las complicidades del poder; a quienes divulgan la alianza del Estado
mexicano y el crimen organizado y a quienes revelan los negocios de
extorsión y muerte que solapan tanto en gobierno federal como el de la Ciudad
de México”.
Y ahora las preguntas de rigor.
¿Cuántos periodistas mexicanos han sido sometidos, doblados o
callados por las presiones del Estado?
¿Cuántos han resistido –hemos resistido–, todo el peso del Estado para
intentar callar la crítica y las raterías, las complicidades y las extorsiones del
peor gobierno de la historia?
¿Cuántos periodistas deben traicionar su conciencia por 30 monedas, a
pesar de la realidad que incluso los alcanza a ellos mismos?
¿Cuántos dueños de medios prefieren claudicar, antes que hacer frente a
los tiranos que amenazan con destruir la democracia mexicana?
Lo cierto es que la maquinaria del Estado lanzada contra los medios y
los periodistas no descansa y día a día son más los que se doblan, los que
claudican, pero también todos los días aparece los perseguidos.
Vamos a los ejemplos.
Como ya se dijo, el pasado viernes, Humberto Padgett fue llevado preso
por algunas horas, luego que se atrevió a acudir a la fiscalía de CDMX para
exigir que al aclararan y le mostraran el expediente abierto en su contra, por
revelar el “modus operandi” de mafias criminales aliadas del gobierno
capitalino.
Se trató, como queda claro, de una venganza y, al mismo tiempo, de un
mensaje ejemplar no sólo lanzado desde el Estado sino con todo el peso del
poder presidencial.
Y fue tal la irregularidad, que el periodista debió solicitar asilo al
gobierno de Estados Unidos. Así lo dijo: “Este es otro trabajo que ocasiona la
venganza de Martí Batres y Andrés Manuel López Obrador. Con mis datos
entregados por la misma autoridad al crimen y en este momento castigado en
una cárcel administrativa por reclamar ese hecho, pido humildemente asilo
fuera de México”, escribió en su cuenta de X, en la que arrobó a la Embajada
de Estados Unidos en México
Pero también horas después, el pasado sábado 22 de junio del 2024, la
periodista Paniley Ramírez reveló –en su columna para el diario Reforma–,
que la empresa Latinus y sus periodistas estelares, Carlos Loret y Víctor
Trujillo -además de sus familias–, son investigados por la Unidad de
Inteligencia Financiera, la UIF.
Se trata, como queda claro, de una venganza a nivel federal; un cobro de
facturas que será transexenal. Es decir, una vendetta que inició con López
Obrador y continuará con la impuesta Claudia.
Pero tampoco es una novedad. En mayo de 2018, cuando Ricardo
Alemán fue difamado, calumniado y echado de todos los medios por su
postura crítica a Obrador, dije que no era una censura para Ricardo Alemán,
sino un mensaje para todos los periodistas y los medios de lo que venía en una
tiranía como la de AMLO.
Muchos aplaudieron la persecución en mi contra y muchos otros se
burlaron, pero hoy, muchos de ellos han sido víctimas de la consigna de
Estado de callar a los críticos de la tiranía que se impone.
¿Hasta cuando abrirán los ojos muchos periodistas mexicanos ciegos y
sordos?
Al tiempo.