
Rommel Pacheco y las señales políticas en la mañanera
¡DEMOCRACIA EJEMPLAR
QUE FESTEJA EL FRAUDE!
Sin duda que la sociedad mexicana es única en el mundo; una sociedad
que premia con votos no sólo la violencia criminal, sino al “narco-partido” en
el poder y que celebra una “democracia ejemplar” a pesar del grosero fraude
de Estado.
Y es que, les guste o no a los “santones” de la opinión y a los “expertos”
de la cosa electora, la anterior parece ser la vergonzosa conclusión de un sucio
proceso electoral ya olvidado –a una semana de distancia–, mientras críticos
y opositores políticos buscar acomodo en la nueva “dictadura perfecta”.
Es decir, resulta que “somos tan demócratas” que hasta aplaudimos que
nos engañen, que nos roben, que nos mientan, que asalten las instituciones,
que se venda el árbitro electoral y que el nuevo gobierno se construye sobre
miles de cadáveres, en la elección más violenta de la historia.
Algo así como una sociedad entera víctima del Síndrome de Estocolmo;
ese padecimiento emocional que lleva a las víctimas de una atrocidad – sea un
secuestro, violación o crimen–, a enamorarse de manera irrefrenable de su
victimario.
Y es que sólo así se podría explicar que, por ejemplo, 35 millones de
ciudadanos hayan votado masivamente por un gobierno, un partido y una
candidata que han provocado 200 mil muertes violentas, más de un millón de
muertes por pandemia; responsables del terror criminal en el país entero y
quienes destruyeron no sólo el sistema de salud, sino que secuestraron los
órganos electorales del país, parar avalar el fraude, entre otras atrocidades.
¿O será que somos una sociedad de locos?
No, lo cierto es que muchos dizque expertos y supuestos críticos
prefieren no ver la realidad y, en sentido contrario, buscan un lugar seguro en
la nueva “dictadura perfecta”; el típico oportunismo de siempre.
¿Pero cuál es la realidad que no quieren ver los santones de la opinión y
la crítica?
Que 35 millones de votantes nunca fueron víctimas del Síndrome de
Estocolmo, sino que la sociedad mexicana entera fue atrapada un elaborado
fraude de Estado en el que participaron, desde el presidente, pasando por
buena parte de las instituciones del Estado, como el INE, partidos como
Morena y, sobre todo, el crimen organizado.
Un elaborado atraco electoral diseñado desde Palacio y que resultó de
tal perfección que hasta enganchó –más que engatusar–, hasta a los más
sesudos “expertos” e “intelectuales”.
Pero si aún lo dudan, vamos a los hechos a través del recurso
periodístico de las preguntas.
1.- ¿Quién, con dos dedos de frente, cree que López Obrador no fue el
jefe de campaña de Claudia y artífice del fraude de Estado? ¿Quién cree que
Obrador no metió la mano en la elección, si ha mentido toda la vida, si nunca
ha sido un demócrata y traiciona hasta a sus más leales? ¿Por qué hoy López
sería distinto?
2.- ¿Por qué hoy sería honesto, si AMLO siempre ha saqueado el dinero
público para llegar al poder? ¿De verdad no uso todo el poder de Palacio y
todo el dinero público para comprar millones de conciencias y de votos? ¿Por
qué hoy sería distinto, si Obrador siempre ha sido un estratega exitoso para
colocar al servicio de la política el dinero público?
3.- ¿Dónde están los miles de millones de pesos saqueados durante el
sexenio, frente a los millones de pintas, pancartas mantas y propaganda en
medios a favor de la candidata de Morena? ¿Qué efecto tuvieron los cientos de
mañaneras en las que AMLO violó las leyes electorales y la Constitución?
4.- ¿Ya olvidaron, los santones de la opinión, que desde su llegada al
poder, López prometió apoderarse del INE y del Tribunal Electoral? ¿Ya
olvidaron que hoy el INE y sus réplicas en los estados se comportaron como
árbitros vendidos? ¿Dónde están las sanciones del INE y del Tribunal contra
Obrador y contra los gobernadores que hicieron campaña de manera ilegal a
favor de la candidata oficial?
5.- ¿No se dieron cuenta, los ciudadanos, de la escandalosa inequidad
política, económica, mediática y crítica en la que se llevaron a cabo las
campañas? ¿Ya olvidaron que la candidata oficial llegó al extremo de asegurar
que la elección era “sólo un tramite”; lo que se confirmó el 2 de junio?
6.- ¿Y dónde quedaron –frente a ese trámite–, las sanciones por los
miles o millones de evidencia de votos comprados, boletas adulteradas,
boletas zapato, robo de urnas, urnas embarazadas y alteración de sábanas?
7.- ¿Hasta donde llegó la compra de votos, en todos los estados
gobernados por Morena, que se denunciaron en cientos de videos e imágenes
en las redes sociales? ¿Quién fue sancionado por esa irregularidad?
8.- ¿De verdad tiene sentido que los electores hayan votado de forma
masiva por sus victimarios, por Morena, como en el caso del estado de
Guerrero, en donde además del impacto del huracán Otis, los ciudadanos están
en manos del crimen? ¿O será que el crimen se encargó de rellenar tanto las
boletas como las urnas que hicieron el milagro?
9.- ¿No es de locos que Morena y Claudia hayan obtenido el mayor
número de votos en las regiones, las entidades y los municipios más violentos
del país? ¿Ya olvidaron que la construcción del Partido Morena fue financiada
por el crimen organizado? ¿Ya olvidaron que el gobierno de AMLO mantiene
una alianza con las bandas criminales?
10.- ¿Por qué tanto la prensa vendida, como los intelectuales y críticos
deshonestos, insisten en convencer a la sociedad de que no hubo fraude y que,
a pesar del peor sexenio de la historia, la democracia mexicana es ejemplar?
No, 35 millones de ciudadanos no fueron víctimas del Síndrome de
Estocolmo, porque no están enamorados de la violencia, del crimen, de la
destrucción del sistema de salud y menos de la corrupción.
No, la sociedad mexicana –esa porción de la sociedad mexicana–, está
paralizada por el miedo no sólo a la violencia y al crimen, sino por el terror al
poder absoluto de esas mafias en que se han convertido el “narco-partido”
Morena, los “narco-gobiernos” estatales, los “narco-gobernadores” del partido
oficial y el “narco-presidente”.
Por eso sólo resta preguntar: ¿Hasta cuándo?
Al tiempo.