Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
A pesar de la premura de la convocatoria, de lo lejano que parece para el ciudadano de a pie el reclamo a favor de la división de poderes, resultó todo un éxito la movilización social en repudio al golpe de Estado lanzado por López Obrador contra el Poder Judicial.
Un éxito que, incluso, desató la furia del presidente mexicano quien, en su mañanera de ayer lunes 23 de octubre del 2023, volvió a sus recursos favoritos: la mentira, la difamación y la calumnia.
Dijo, por ejemplo, que los organizadores de la protesta habían recurrido al acarreo, que manipularon a los trabajadores, que muchos empleados del Poder Judicial apoyan a su gobierno, que detrás de la marcha estuvo “el bloque conservador” y que no se afectarán los ahorros de empleados al finiquitar los fideicomisos judiciales.
Es decir, Obrador mintió, engañó, difamó y calumnio no solo a los trabajadores del Poder Judicial, sino a los ciudadanos, en general, quienes convirtieron la movilización del 22 de octubre del 2023 en otra protesta histórica a favor de la democracia y en contra de la dictadura.
Y, claro, lo que el dictador bananero no dijo es que desde Palacio se instruyó a las instituciones del Estado para colocar todos los obstáculos posibles a la marcha; estorbos como bloquear el Monumento a la Revolución, el Hemiciclo a Juárez y ocupar por completo el Zócalo.
Sin embargo, nada detuvo a cientos de miles que se manifestaron en la capital y en el país entero y que dieron una contundente muestra de repudio al poder absoluto en un solo hombre, contra del golpe de Estado al Poder Judicial y, sobre todo, de repudio al robo de los fideicomisos judiciales.
Pero sin duda que el mayor reclamo fue a favor de mantener vigente la división de poderes y contra el avance incontenible de la dictadura que AMLO moldea y que tendrá su punto culminante en el fraude electoral que se diseñó desde Palacio para el 2024.
Y el mejor ejemplo de que el presidente mexicano se considera el jefe de la pandilla de sátrapas en el Continente, es “la cumbre de dictadores” que se llevó a cabo el mismo domingo, en Chiapas; dizque para resolver el problema de la migración ilegal a Estados Unidos.
Un vergonzoso cónclave con dictadores como Nicolás Maduro, de Venezuela y Miguel Díaz-Canel, de Cuba, entre otros, que en realidad fue la confirmación de que López empuja a México en dirección a ese modelo de poder absoluto y dictatorial, carente de libertades y de división de poderes.
Y es que, precisamente de esos países salen millones de migrantes que, a riesgo de sus vidas, huyen de la dictadura, en busca “del sueño americano”.
Y por eso el enojo presidencial con la movilización a favor de la división de poderes, contra el poder absoluto y la extinción de fideicomisos de la Suprema Corte; porque López ya asumió el papel de jefe de las dictaduras del Continente. Y cual jefe bananero de los dictadores de la región, el “pequeño dictador” Obrador juega el papel de mediador en la crisis migrante, frente al gobierno de Estados Unidos.
En pocas palabras, de hoy en adelante, el señor López pregonará ante el mundo que la “narco-dictadura” mexicana –la dictadura de AMLO–, es respaldada por los gobiernos bananeros de Venezuela y Cuba, entre otros.
Y obliga la pregunta: ¿Cree el señor López que el gobierno de Estados Unidos se quedará callado?
Por lo pronto vale recordar que de nuevo el tiempo me dio la razón. Sí, desde octubre de 2017 aquí argumenté que un eventual gobierno de AMLO no tenía otro camino que el de una dictadura, al estilo cubano o venezolano.
En el Itinerario Político del 31 de octubre de 2017, titulado: “¡Gracias dictador Maduro!”, dije que el fraudulento proceso electoral que se llevó a cabo en Venezuela era “una llamada de atención para los mexicanos” y que “será muy grande la tentación de un fraude esa magnitud en nuestro país”.
Volví al tema con el Itinerario Político titulado “¡Confesiones de un dictador!”, en donde detallé el programa de gobierno del candidato López y dije que buena parte de su propuesta de gobierno era imposible de cumplir –sobre todo reducir la violencia–, y que crear una Guardia Nacional no era otra cosa que reproducir la venezolana “Guardia Nacional Bolivariana”.
Dije que el autoritarismo mostrado por Obrador en Morena –en donde impuso una verdadera dictadura–, sería llevado a su gobierno, con el riesgo de acabar con la división de poderes y someter a los poderes Legislativo y el Judicial, además de crear “una Fiscalía Carnal”.
Volví a los afanes dictatoriales de AMLO, el 13 de diciembre del mismo 2017, ya que Morena se había convertido en una dictadura, como lo denunció la diputada federal, Miriam Judith González Sheridan, del XXXVIII distrito de Minatitlán, Veracruz, quien renunció a su militancia de Morena.
Así lo dijo: “En Morena hay una gran incongruencia, pues en público tiene un discurso y, en privado, actúan distinto. No podemos disentir de la agenda nacional que construyen unos cuantos porque el interés principal no es el nuestro sino de quien lidera este partido”
Y pregunté: “¿Será distinto un gobierno de AMLO, si en su partido es un dictador? Un gobierno de AMLO será una copia de Venezuela. Al tiempo”.
Volví al tema el 9 de marzo de 2018, con el Itinerario Político titulado “¡Es creíble la no reelección de AMLO? Y documenté que todos los sátrapas del centro y el sur del continente –Chávez, Maduro, Castro, Morales, Ortega y otros–, prometieron no reelegirse y, en todos los casos, mintieron.
De nuevo en el tema, el 19 de abril de 2018, en el Itinerario Político titulado: “AMLO, la dictadura tardía”, comparé con detalle las pulsiones dictatoriales de Obrador, con los tiranos del Continente, para concluir con la siguiente pregunta. “¿Se imaginan al autoritario AMLO sometido por el INE, por la división de poderes y por el Tribunal Electoral…? Al tiempo”.
El 28 de abril de 2018, titulé así el Itinerario Político: “¡La dictadura ya está aquí!”. Y es que era evidente el ejército de bots, en redes, montado para atacar a los críticos del candidato Obrador. Curiosamente, días después –el 6 de mayo de 2018–, Ricardo Alemán fue atacado con millones de bots, hasta convertir en tendencia mundial la difamación y la calumnia en mi contra.
El 1 de noviembre de 2018, a poco de la toma de posesión de AMLO, el Itinerario Político se tituló así: “¡Dictadura…!”. Así lo dije: “En distintos momentos aquí planteamos la hipótesis de que el debate y la consulta sobre el NAIM tenían el objetivo de crear las condiciones para instaurar en México una dictadura, a partir de la victoria arrolladora de AMLO… Y si, muchos dicen que el de Obrador no será un gobierno dictatorial, pero también decían que no era tramposo, que no era mentiroso y que no cometería la locura de tirar el NAIM… Y probó que es capaz de todo. Y todo es todo. Al tiempo”.
El 11 de diciembre de 2019, titulé así el Itinerario Político: “Si muere la Corte, nace la dictadura de AMLO”, ya que López había iniciado la colonización del Máximo Tribunal, con la ministra Margarita Ríos-Farjat.
El 27 de febrero del 2020, el Itinerario Político se llamó así: “¡Se confirma la muerte del INE!”. Y concluyó así: “Sí, López Obrador y Morena llevarán al país a una crisis tal que mucha gente creerá que la única salvación será la reelección indefinida de AMLO. Sí, asistimos al magnicidio perfecto; el crimen de la democracia mexicana toda. Al tiempo”.
Por último, el 17 de septiembre del 2021, en el Itinerario Político titulado: “Pruebas de que AMLO es dictador”, detallé el decálogo de toda dictadura; el mismo decálogo que hasta hoy sigue, a pie juntillas, el gobierno de AMLO.
En efecto, hoy, López Obrador no sólo se comporta como dictador, sino como el jefe de los dictadores latinoamericanos.
Sí, se los dije.
Al tiempo.