Líneas Quadratín
En México muy pocos conocen el nombre de Yevgeny Prigozhin.
Otros tampoco sabían que, hasta hace horas, Yevgeny fue el líder de
una fuerza militar de mercenarios a sueldo, motejada como Wagner, que
mostró una activa participación en la invasión rusa contra Ucrania.
Y posiblemente algunos se enteraron que, en abril pasado, Prigozhin
encabezó una rebelión contra Vladimir Putin, quien resoslvió el alzamiento
con un jugoso reparto de poder y territorios a los mercenarios de Wagner
Curiosamente, el pasado miércoles, en avión privado en el que viajaba
el líder de los mercenarios, se desplomó y murieron todos los ocupantes. Y sí,
como por arte de magia, se acabó el riesgo de un golpe de Estado contra Putin.
Pero la mayor curiosidad del caso fue que, cuando le preguntaron al
presidente norteamericano, Joe Biden, sobre la tragedia que costó la vida al
líder de la rebelión rusa, dijo “no tener muchos detalles” pero formuló una
conclusión demoledora: “no me sorprende lo ocurrido”, sintetizó Biden.
¿Qué significa el lapídario “no me sorprende lo currido”?
Todos lo saben, que la dictadura rusa, igual que las dictaduras del
mundo, recurren a lo que sea necesario para eliminar adversarios, críticos y
oponentes; desde aviones y helicóipteros caídos; accidentes impensables,
atentados contra periodistas y hasta el legendario envenenamiento.
Y viene a cuento el tema, porque la tiranía de López Obrador no está
exenta de aviones y helicóteros caídos en los que pierden la vida adversarios
del mandatario o de su partido; también se han producido atentados conrtra
políticos y periodistas y resulta inocultable que la alianza entre el poder y el
crimen hoy es la más poderosa herramienta de la venganza desde el poder.
Y si lo dudan, apenas en semanas y meses anteriores en la Ciudad de
México, en Veracruz, Morelos y Michoacán se produjeron verdaderos
ajusticiamientos y “avionazos” con claro tinte político.
Los más recientes fueron el atentado contra el periodista Círo Gómez
Leyva, el crimen del líder social, Hipólito Mora, la caída de un avión privado
en donde viajaba un operador político de Morena y el asesinato de dos
empresarios de Morelos, vinculados también al partido oficial.
Pero el verdadero escándalo es la tragedia en la que perdieron la vida la
gobernadora de Puebla, Martha Erika Alonso y su esposo, Rafael Moreno
Valle, líder de los senadores del PAN, ocurrida el 24 de diciembre de 2018, a
semanas de la toma de posesión de López Obrador.
Una tragedia a la que hemos dedicado numerosas entregas del Itinerario
Político y cuyo esclarecimiento parece que no le imporga a nadie y menos al
presidente Obrador, quien ordenó reservar por 5 años la investigación sobre
una tragedia que costó la vida a la gobernadora de puebla y a su esposo.
En el Itinatario Político más reciente sobre el tema –4 de diciembre del
2022, titulado: “Cuatro años y silencio en la muerte de Martha Érika Alonso”-
-, dije que el caso tenía todas las características de un crimen de Estado.
Así lo explique: “En efecto, resulta que conforme la administración de
López Obrador entra al último tercio –inició el quinto año de gobierno–,
queda claro que si en cuatro años a nadie le importó, no se puede esperar
ninguna indagatoria seria en lo que queda de la fallida gestión de López.
“Peor aún, en lo que va del gobierno de AMLO se han desplomado
nueve helocópteros oficiales –seis de la Marina y tres de Sedena–, además de
dos aparatos pertenecientes a empresas particulares, sin que se haya aclarado
nada sobre el origen de los accidentes”. (FIN DE LA CITA)
Pero lo cierto es que desde el mismo día de la tragedia que costó la
vidas a la gobernadora de Puebla y a su esposo, aquí dijimos que eran muchas
las evidencias de un crimen de Estado.
Así lo dije en el Itinerario Político del 26 de diciembre de ese 2018,
titulado: “¡Crimen de Estado a la carta!”.
“Aquí no sabemos si fue o no un accidente la tragedia en la que
perdieron la vida los esposos Erika Alonso y Rafael Moreno Valle,
gobernadora de Puebla y líder de los senadores del PAN, respectivamente.
“Lo que creemos es que sólo una profunda investigación –de expertos–,
determinará las causas y, en su caso, fincará responsabilidades.
“Creemos que se equivocan los secretarios Alfonso Durazo y Javier
Jiménez Espriú, cuando hablan “de un accidente” y aseguran que el incidente
se debió “a una avería” del aparato desplomado. ¿Por qué se equivocan?
“Porque nadie sabe hoy las causas de lo ocurrido y sólo los peritajes lo
determinarán. Lo demás parece complicidad. Al tiempo”. (FIN DE LA CITA)
Meses depués, en el Itinerario Político del 12 de junio de 2019, titulado
“Por qué AMLO no investiga la tragedia de Puebla”, revelé que una fuente de
la SCT le confirmó a Itinerario Político que, desde Palacio, llegó la orden de
no seguir en la investigación del helicóptero en el que perdieron la vida
Martha Erika Alonso y Rafael Moreno Valle. Versión hoy es realidad.
Así lo dije: “Nadie informará nada nuevo sobre la tragedia y menos se
aclararán las abundantes dudas del caso, como por ejemplo, que no hay
coincidencia entre la hora del último video donede se vio con vida a la
gobernadora de Puebla, con las horas en que se habría producido la tragedia.
“Lo único cierto, a dos años, es que siguen ocurriendo presuntos
“accidentes” e inexplicables “crímenes políticos”, sin que nadie en el gobierno
de Obrador sea capaz de aclarar nada. Parece que la tragedia y el crimen
persiguen a los mayores adversarios de López Obrador”. (FIN DE LA CITA)
Curiosamente, en abril de 2019, se desplomó otro helicóptero propiedad
de una empresa privada, pero al servicio del gobierno de Michoacán. Era el
aparato en el que viajaba regularmente el gobernador Silvano Aureoles, otro
de los adversarios políticos de Obrador.
En esa ocasión, viajaban en el helicóptero algunos de los colaboradores
más cercanos de Aureoles, quien canceló su viaje de última hora.
En efecto, le guste o no a los fanáticos lopistas, el presidente mexicano,
igual que el dictador ruso, abusan de esa poderosa arma llamada “avionazos”
para llevar a cabo sus venganzas.
¿Hasta cuándo?