Libros de ayer y hoy
A estas alturas, resulta imposible imaginar la eventualidad de que no estarán en la boleta presidencial, del 2024, tanto la señora Xóchitl Gálvez, como el señor Marcelo Ebrard.
Pero también está claro que las razones de tal posibilidad son distintas en cada uno de los casos.
Por ejemplo, no hay duda de que hoy la senadora hidalguense es uno de los fenómenos político-electorales de mayor impacto social, lo que de suyo le ganó un lugar en la papeleta de votación.
A su vez, muchos suponen que Marceo Ebrard no puede terminar su carrera política como un cobarde frente a las urnas, sobre todo porque desde sus mocedades estudiantiles –en el Colmex–, presumía a propios y extraños que llegaría a ser presidente, al precio fue fuera.
Sin embargo, la realidad político-electoral es que tanto la senadora como el ex canciller, van en dirección contraria a las corrientes dominantes en las respectivas coaliciones que buscan la anhelada postulación.
En efecto, en los dos casos –el de Xóchitl y el de Marcelo–, existen importantes corrientes sociales que apuntalan las ambiciones presidenciales tanto de la panista como del morenista, lo que supone que en ninguno de los dos casos aceptarán un resultado que los deje fuera de la boleta presidencial
Pero vamos por partes. Hoy está claro que sólo llegaron a la recta final de la alianza opositora dos de las tres mujeres que aspiraban.
Nos referimos a las señoras Xóchitl Gálvez y Beatriz Paredes, identificadas con el PAN y el PRI, respectivamente.
Es decir, que una coalición opositora que empezó con tres partidos políticos –PRI, PAN y PRD–, con una veintena de aspirantes respaldados por una importante porción de la sociedad civil, terminará polarizada entre el PAN y el PRI, lo que supone una confrontación ideológica insalvable para muchos.
Y es que más allá de discursos, de buenos deseos, buenas intenciones y de pronunciamientos a favor de una candidatura común, nadie puede negar que día con día se abren más las posibilidades de un rompimiento que sería desastroso y que sólo beneficiaría al partido oficial, Morena.
¿Y por qué la coalición opositora va directo a un choque de trenes?
1.- Porque –con razón o sin ella–, buena parte de la sociedad civil que respalda al bloque opositor, ven en la señora Beatriz Paredes a lo más cuestionable del viejo PRI.
2.- Porque muchos saben que ese PRI aún tiene los recursos para movilizar a sus aún importantes bases sociales, a favor de Beatriz Paredes.
3.- Porque la sociedad civil no respondió como se supone que lo haría, ya que muy pocos se inscribieron para participar en la elección final.
4.- Porque muchos creen que, con esa base social, con la mano en la cintura el PRI se llevará la victoria en la etapa decisiva para seleccionar a la candidata presidencial de Frente Amplio.
5.- Además de que buena parte de la sociedad civil que impulsa al Frente Amplio, supone, imagina o cree que Beatriz Paredes no significaría ninguna diferencia frente al eventual candidato de Morena.
Y aquí es donde aparece el dilema de fondo.
¿Qué hará Xóchitl Gálvez ante una eventual derrota frente a Beatriz Paredes? ¿Qué harán los simpatizantes de la senadora hidalguense?
Lo cierto es que se abre el camino de una candidatura independiente que, en los hechos, sólo facilitaría la victoria de Morena.
Y en el caso de Marcelo Ebrard la ruta es similar.
Primero debemos recordar que, en los previos a la presidencial del 2012, el ganador de la encuesta por el PRD fue precisamente Marcelo.
Sin embargo, Ebrard se doblegó ante el chantaje de López Obrador, quien de esa manera fue candidato presidencial por segunda ocasión, en 2012.
Por eso, el ex canciller supone que en la contienda del 2024 es su turno para convertirse en candidato presidencial, por Morena.
Pero hete aquí que AMLO no parece dispuesto a cumplir su promesa de pagarle a Marcelo con la misma moneda, con la candidatura presidencial, ya que la preferida de Palacio se llama Claudia.
Y volvemos a preguntar: ¿Marcelo volverá a doblegarse frente a los caprichos de López Obrador? ¿Qué harán los seguidores de Marcelo?
Lo cierto es que el señor Ebrard tiene sólo dos posibilidades, ante la hipótesis de que ahora sí muestre las agallas para reclamar lo que supone, imagina y considera que es suyo; la candidatura presidencial.
¿Y cuales son esas dos posibilidades?
Postularse como candidato independiente, con lo que saboteará la candidatura de Morena o, en caso contrario, ser el candidato palero, de Movimiento Ciudadano, para favorecer a Claudia.
Sí, la moneda está en el aire.
Al tiempo.