Líneas Quadratín
Gobernadores tienen la culpa: no saben asumirse libres ni soberanos
Carlos Ramírez
Al margen del caldo de cultivo sabroso para el chisme por las delaciones de Emilio Lozoya Austin azuzadas por Emilio Lozoya Thalman, la reunión del presidente de la república en San Luis Potosí con los 32 gobernantes estatales perdió la última oportunidad de la 4T para uno de los temas centrales de su propuesta de gobierno: el federalismo real.
Lo demás ha sido coyuntura, jaloneos, ajustes de cuentas, revanchas. La 4T había prometido un “cambio de régimen” para pasar del modelo monárquico del PRI a uno republicano sustentado en el pivote del federalismo. En San Luis Potosí se vio que las élites no saben, no quieren, no entiende, no se atreven y no desean cambiar.
Asimismo, en San Luis Potosí quedó reconfirmado el modelo de régimen mexicano presidencialista, centralista y unitario. Pero si se buscan responsables del fracaso republicano, habría que encontrarlos entre los niveles políticos intermedios: los gobernadores durante el reinado priísta fueron virreyes o representantes del rey, porque sus candidaturas eran decididas por el presidente, hacían campaña con dinero presidencial y pasaban a forma parte de la monarquía sexenal.
Hoy los gobernadores son verdaderos califas o jefes locales con autonomía absoluta local, dependiente de recursos federales a cambio de ningún sometimiento o coordinación y ejerciendo el poder por la autoridad del poder mismo o por ciertos tintes religiosos.
La clave de San Luis Potosí estaba en un tema que nunca apareció: el endeudamiento público estatal y municipal que tiene quebradas las haciendas públicas locales y cuyos recursos conseguidos nadie sabe en qué se usaron, al grado de que hoy se pide prestado para pagar créditos anteriores. La deuda local es reflejo de la condición centralista de los estados “libres y soberanos” que piden y piden dinero y no entregan cuentas.
Los gobernadores y alcaldes están urgidos de participaciones estatales, pero no para programas sociales sino para tapar los hoyos de sus deudas contratadas con bancos, hipotecando no sólo sus periodos de gobierno sino muchos más. Eso sí, en su estridencia acusan a la hacienda federal de cortarle flujo de recursos, pero es la hora que casi ninguno ha generado formas para obtener recursos sanos propios.
El federalismo comienza por la capacidad autónoma de estados y municipios para no depender en más del 90% de las participaciones federales y para tener sistemas locales de seguridad eficaces que disminuyan la presencia federal y sistemas democráticos que convierten a las sociedades locales en pivotes de las relaciones de poder.
En este sentido, la Conago es una ventanilla de solicitud de recursos y la Secretaría de Gobernación carece de la idea democrática de federalismo y ha quedado solo en una oficina de actas y acuerdos.
EE. UU. 2020. Mientras el presidente Donald Trump ya aprendió a usar el aparato de poder de la Casa Blanca, el vicepresidente Joe Biden sigue pasmado y con la esperanza de ganar por el voto anti Trump. El cuartel general de Biden está en el sótano de su casa, simbolizando un refugio antiguerra. Tres detalles en las últimas horas:
– Las protestas Blacks lives matters han sido las peores críticas al fracaso de los ocho años de Obama y Biden en la Casa Blanca y las evidencias de que nada hicieron a favor de la comunidad afroamericana.
– En el discurso de apoyo a Biden, la esposa de Obama, Michelle, dijo una frase que comienza a ser citada, fuera o dentro de contexto, por su valor político: “Joe no es perfecto”.
– En el sitio Político se publicó una frase de Obama: “Biden podría joder las cosas” y dejó claro que su exvicepresidente no era su primera opción. La razón: Biden es “propenso a los errores” y que no subestimaran “la capacidad de Biden para arruinar las cosas”.
Política para dummies: La política es pretexto para autoesclavizarse.
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