Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
Por Carlos Ramírez
El sentimiento anti López Obrador está llevando la crítica a perder de vista el escenario estratégico en las relaciones México-Estados Unidos. El mensaje de desmontar la Estatua de la Libertad no fue una ocurrencia tropical, sino que constituyó un misil debajo de la línea de flotación de la deteriorada democracia estadounidense que se está tambaleando en el ánimo de los americanos y en el discurso de legitimidad estadounidense.
El discurso de EU como un faro de libertad y democracia se sintetiza en la imagen de la estatua que se encuentra en una islilla en Nueva York y que representa el símbolo mundial del país como paraíso terrenal. Pero ocurre que desde unos diez años a la fecha, el gran debate estadounidense se centra en las advertencias de que la democracia americana está en riesgo.
Los tiempos políticos son parte de la sensibilidad del presidente López Obrador y por ello mandó el misil de desmontar la Estatua de la Libertad en el contexto del ascenso ideológico y violento de la ultraderecha, el endurecimiento político del nacionalismo cristiano que anima las instituciones como la Corte Suprema y sus decisiones antiaborto y la victoria conceptual de los republicanos en el tema de migración.
El desdén del presidente de México respecto a la reunión del martes forma parte del discurso de control de la agenda bilateral que tiene México frente a un Biden con apenas 35% de aprobación, un Trump que encabeza las encuestas para la elección presidencial del 2024, los tiroteos que están arrinconando a los demócratas ante su incapacidad para encarar la Segunda Enmienda, los primeros indicios de que Estados Unidos ya perdió la guerra de Ucrania y la crisis económica el que está generando un escenario interno similar al de 1980 que aplastó la intención del presidente James Carter de reelegirse en medio de los peores desajustes económicos y sociales.
Y a ello se agrega lo que podría ser la cereza del pastel que llevaría el presidente mexicano a la Casa Blanca para compartir el lunch con el presidente Biden: la revelación hecha por el The New York Times respecto a la desconfianza de la comunidad política, geopolítica y de seguridad nacional de la Casa Blanca hacia el embajador estadounidense Ken Salazar, a quien ven más cercano a los intereses de México que a los geopolíticos de EU.
Las percepciones del Times son más que certeras, pues la comunidad académica especializada en temas de México y Estados Unidos se está quejando en voz alta de que el embajador Salazar no se reúne con ellos porque, lo ha dicho con claridad, están criticando mucho al presidente López Obrador. Y es en la comunidad académica donde circula la percepción de que Ken Salazar, en la definición del diccionario de El Colegio de México, “ya se volvió chairo”, es decir un incondicional del presidente mexicano.
En algunos sectores estadounidenses critican que el presidente Biden no tenga una figura de representación personal ante el Gobierno de México, como la tuvo el presidente Donald Trump en la figura de su yerno Jared Kushner, consejero presidencial que abrió canales directos de comunicación con la élite gobernante y empresarial mexicana.
El tema de la Estatua de la Libertad en el contexto central de la petición del presidente López Obrador que le entregara de manera directa al presidente Biden respecto a facilitar el asilo en México del periodista Julian Assange, creador del centro de difusión de información secreta estadounidense conocida como WikiLeaks, no ha sido entendido por los medios periodísticos y políticos mexicanos: la propuesta de desmontarla fue un mensaje de crítica severa de México al modelo político de Estados Unidos que se quiere vender como democracia, pero quedan los hechos no es sino un Estado de seguridad nacional controlado por el 1% de la oligarquía económica que impone las decisiones legislativas al 99% restante de la ciudadanía.
El presidente López obrador llegará a su encuentro con Biden sin una agenda porque los temas bilaterales se desahogan en las comisiones especiales entre ambos países. Las propuestas adelantadas por el mandatario mexicano le rompieron el esquema de negociación política que tenía previsto la burocracia mediocre de la Casa Blanca.
En los temas centrales de migración, crisis fronteriza, narcotráfico y geopolítica regional, México es clave para Estados Unidos y con esa ventaja el presidente López Obrador ya desinfló la expectativa que quería aprovechar el presidente Biden para intentar recuperar la iniciativa política.
Política para dummies: En política la mejor iniciativa es el descontón.
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