Un vecino distante, desconfiado y colérico nos vigila
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Por Carlos Ramírez
El efecto simbólico de la construcción de una alianza opositora en la Cámara de Diputados y su variante con la asociación con la Coparmex y el empresario ultraderechista Claudio X. González comenzó a diluirse a dos años de las elecciones y ha mostrado la fragilidad como agrupamiento conservador.
El surgimiento formal del Frente Cívico Nacional como un cuerpo elitista de figuras que han sido marginadas en sus propios agrupamientos y con cargas políticas desiguales afecta de modo directo alianza PRI- PAN-PRD que ya se sentía con la presidencia de la República en la bolsa, gracias a su articulación orgánica con la Coparmex y el Señor X.
La oposición acaba de iniciar su proceso de desarticulación: la Alianza Opositora en la Cámara, la agrupación Va por México con la iniciativa privada, la negativa de Movimiento Ciudadano de sumarse a la coalición y participar por su cuenta en el 2024, el Frente Cívico Nacional y el autodestape del senador morenista Ricardo Monreal Avila en busca de algún partido patrocinador, además de las versiones que señalarían la posibilidad de que alguno de los precandidatos perdedores en Morena decida irse como aspirante independiente.
Los datos mostrados por todas estas agrupaciones indican la imposibilidad de una gran coalición opositora que polarice la elección de 2024 y ofrezca, ahí sí, la posibilidad de competitividad frente al agrupamiento de Morena y sus partidos aliados, bajo el liderazgo directo del presidente López Obrador.
El Frente Cívico Nacional aparece como una organización conformada por una variada lista de figuras y figurones que han sido ya marginados en sus antiguas organizaciones sociales, con la suma de algunas otras figuras que en lo individual han luchado a favor de una propuesta diferente desde 1994. Toda proporción guardada, el Frente recuerda al Grupo San Ángel de 1994 que nació para atemperar el conflicto previsible en las elecciones de agosto por el alzamiento zapatista en Chiapas, el asesinato de Colosio y la fractura en el grupo salinista.
Todos los miembros del frente han tenido experiencias partidistas individuales y han pasado por cargos públicos donde no dejaron huella. El problema del Frente se localiza en la mezcla desordenada de ideologías y posicionamientos políticos y se centra en la candidatura presidencial del 2024, sin que existan estructuras organizativas a nivel social ni de clase, y al final todo quedará en una confrontación de grupos oligárquicos que no tendrán capacidad de dar coherencia a un verdadero modelo de desarrollo que puede ser una alternativa a la propuesta de la Cuarta Transformación que encabezan Morena el presidente López Obrador.
Ante la imposibilidad de una articulación con la Alianza Opositora de la Coparmex y el Señor X., el Frente Cívico podría estar pensando en la realización de una elección primaria en la que participarían, al menos por ahora, medio centenar de aspirantes a una candidatura presidencial ciudadana, pero sin una estructura organizativa coherente.
El Frente Cívico tendrá que lidiar con sus figuras promotoras que salieron destripadas del PRI, del PAN y del PRD, pero que hoy solo con una representación personal y ya sin capacidad de liderazgo social ni siquiera en sus viejos espacios que les dieron credibilidad en el pasado. La ausencia de un grupo cohesionador que sí pudiera tener consenso político estaría perfilando al Frente como una cooperativa de poder al margen de la sociedad.
La experiencia de los frentes cívicos viene de los años ochenta, cuando la reorganización de partidos no pudo colocar al Partido Comunista Mexicano como una vanguardia política de partidos y se consolidó con el Frente Democrático Nacional de 1988 que tuvo Cuauhtémoc Cárdenas como candidato presidencial y que reconstruyó más tarde como voto popular plural la candidatura de López Obrador en junio del 2018. En la lista de figuras que quieren correr al margen de los carriles de Morena y la Alianza Opositora no existe ninguna personalidad con el liderazgo y el proyecto que en su momento representó Cárdenas, ni tampoco existe algún líder social que pueda generar competitividad con el López Obrador que encabezará la lucha de Morena para ganar la presidencia un sexenio más.
La única posibilidad que tendría el Frente Cívico para una competencia con Morena y con la Alianza Opositora estaría en la decisión de Movimiento Ciudadano de ofertarse como el partido que registré y organicé la participación presidencial, pero hasta hoy todos los indicios señalan Dante Delgado Rannauro ya tiene candidato y no va a alquilar su registro.
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