Líneas Quadratín
2.- Trump 2.0: que no cunda el
pánico; son ciclos, no eras
WASHINGTON, D.C.- El pánico que despertó la victoria contundente de Donald Trump el pasado martes 5 de noviembre no alcanza a medir la dimensión del equilibriosistémico de gobernantes de cuatro u ocho años que llegaroncon la intención de cambiar el perfil de Estados Unidos y casi todos ellos terminaron con relevos pendulares.
El color de la piel de Barack Obama abrió una carga sentimental que fue consolidada con un discurso que hoy se percibe demagógico y que al final se olvidó de los grupos sociales marginados y destino, como Joseph Biden en los dos últimos años, todos los recursos públicos para salvar al capitalismo que de suyo descansa en la acumulación de riqueza en pocas manos y la ausencia de políticas sociales estructurales.
Los medios de comunicación activistas contra Trump están hablando en sus espacios de que comienza una nueva Era en Estados Unidos. Nada más equivocado. Las Eras tienen referentes civilizatorios, en tanto que los políticos se mueven equilibrios institucionales en los cuales tiene, mal que bien, una participación de contención de la oposición, y a pesar de mayoría legislativas.
A diferencia de los presidentes de la nación desde Ronald Reagan 1982-1989, Donald Trump tiene un proyecto cuando menos definido y perfilado, aunque sin una correlacióndominante en las élites: considera que Estados Unidos perdió la grandeza originaria del Destino Manifiesto que le dio justificación religiosa a su dominio planetario con la globalización, pero tiene muy claro, cuanto menos hasta ahora, la imposibilidad de un T-MECEXIT –o salida del Tratado– porque el sector empresarial americano perdiótambién su potencialidad política, dejó de configurar políticos que representarán el proyecto de regreso al capitalismo tradicional y nuevas formas productivasmodificaron la conceptualización de alcances de la burguesía que se ha definido en función de la lucha de clases.
El equipo de trabajo de Donald Trump tampoco representa una propuesta de mentalidades reformistas para reconstruir el capitalismo, porque buena parte se armó solo con los leales del conflicto del 1 noviembre de 2020 al 6 de enero de 2021. Las únicas figuras provenientes del empresariadopoderosamente rico son el empresario digital Elon Musk y el empresario de los servicios Jeff Bezos, e inclusive el dueño de Amazon parece no haber entendido la lógica de Trump en la reconstrucción empresarial dentro de Estados Unidos y acaba de anunciar inversiones multimillonarias en México,una decisión que sin duda causará enojo en la Casa Blanca, a pesar de los cientos de millones de dólares que Bezos haentregado al equipo de Trump para la toma de posesión y sin tomar muy en cuenta la ostentosa la decisión del dueño de Amazon de abandonar sus responsabilidades morales con el The Washington Post y su línea editorial nueva a favor de Trump.
En las audiencias de los funcionarios propuestos para carteras ministeriales se ha podido ver el poder político e institucional de la oposición demócrata y los próximos operadores de la Casa Blanca han comenzado a dejar en claro que una cosa fue el discurso radical de campaña y de elecciones y otra cosa serán las tareas que lescorresponderán ya no en función del discurso de Trump, sino en relación con la participación estadounidense áreas mundiales donde la globalización económica debilitó la hegemonía de la Casa Blanca.
En todo caso, la parte fundamental del proyecto de Donald Trump se localiza en su prioridad de seguridad nacional: el regreso al control geopolítico de sus dos fronteras terrestres,la de México que se ha perdido por el descuido del Tratado y la de Canadá que aflojó el papel canadiense en las seguridad interna de EU, como se ha visto en el enfoque migratorio progresista Justin Trudeau y la horadación de los casi 9,000 km de frontera entre los dos países, sumados a los 3.2 millones de kilómetros con México.
En este sentido, aquí se percibe que la prioridad de Trump debe ser la recuperación del dominio geopolítico y de seguridad nacional de sus dos fronteras para crear espacios acolchonados en México y Canadá y definir nuevas líneas rojas simbólicas en la frontera norte de Canadá en el Suchiate de México. Ahí se ubica el punto central de la crisis de seguridad nacional del imperio que todavía sigue dominando –por el dólar, el despliegue de tropas y el poder nuclear– al planeta y que Estados Unidos no podrá enfrentar al nuevo bloque de Rusia-China-India-Corea del Sur si sus fronteras territoriales permiten facilitar la invasión migratoria ilegal.
El discurso antiimigrante de campaña le alcanzó para ganar las elecciones y poner centralidad de inmediato a la recuperación de la seguridad interna con migrantes ilegales,pero ahora viene la batalla institucional para definir líneas de gobierno.
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Política para dummies: la política suele ser también un distractor eficaz.
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