Líneas Quadratín
Pues siguen sin entender la
seguridad interior del Estado
En medio de una ofensiva académica contra la participación de las Fuerzas
Armadas en labores relacionadas de una u otra manera con la seguridad nacional al
interior de la República, el presidente López Obrador utilizó parte de la mañanera del
lunes 6 para explicar los razonamientos sobre el papel militar en actividades que tienen
que ver con la estabilidad nacional.
La decisión de echar mano de los militares para temas vinculados con la seguridad
no fue del actual sexenio, sino que viene desde el punto clave en que el Estado priista
abandonó el control directo de las bandas delictivas y se modernizaron e
institucionalizaron las doctrinas de seguridad pública –es decir: de delincuencia común–
en tanto que el desbordamiento de la inseguridad afectaba la estabilidad indispensable
para la inversión, el desarrollo y el funcionamiento democrático republicano.
El relevo estratégico de viejos políticos priistas por tecnócratas en 1983 se
reconoció en el Plan Nacional de Desarrollo del Gobierno del presidente Miguel de la
Madrid, el primero de largo ciclo de planeación nacional: la doctrina de seguridad
nacional que se establecía en términos de defensa ante cualquier acoso intervencionista
extranjero se trasladó a lo que la Constitución ya asumía desde el venero de la
Constitución de Cádiz de 1812 y que después se extendería a las constituciones de 1824,
1857 y 1917: la seguridad interior como función del Estado para combatir a la
delincuencia dentro de la República que afectaba la estabilidad política, democrática,
económica y de desarrollo.
El problema ha radicado en que la fracción VI del artículo 89 constitucional
establece con claridad la facultad presidencial para ejercer el criterio de seguridad
interior en el mantenimiento de la estabilidad dentro de las fronteras, sin pasar por
permisos legislativos especiales. Sin embargo, es de las pocas facultades constitucionales
presidenciales que carece de ley reglamentaria y que ha tenido de manera paulatina
ajustes en la Carta Magna para permitir que los militares auxilien a las fuerzas policiacas
de seguridad en el combate contra grupos delictivos organizados que tienen capacidad de
violencia superior a la de las policías convencionales.
Toda la larga lista de libros que se han publicado en los últimos tres años sobre las
actividades de las Fuerzas Armadas en las tres seguridades –pública, interior y nacional–
no se ha tomado el cuidado de revisar con doctrina jurídica las facultades legales de las
leyes que amparan la actividad castrense y que se engloban, como lo recordó el
presidente López Obrador el lunes 6 de mayo, en cinco misiones legales:
1.- Defender la soberanía nacional en un escenario internacional plagado de
vientos de guerra e intervencionismos directos e indirectos, sobre todo de Estados Unidos
que quiere meter militares americanos o misiles ofensivos en zonas presuntamente
controladas por cárteles del narcotráfico dentro de México
2.- El cuidado de la seguridad interior como la función del Estado de participar en
actividades que garanticen soberanías y derechos en zonas institucionales y territoriales
que aparecen como objetivos de captura por parte del crimen organizado. Las Fuerzas
Armadas han fortalecido la estructura de seguridad interior frente a grupos delictivos que
tienen alta capacidad económica, de armas de fuego y criminal y que han sometido a
zonas territoriales de la soberanía del Estado a sus intereses delictivos.
3.- La participación de las Fuerzas Armadas en el desarrollo social y en actividades
que tienen que ver con garantizar el bienestar de mexicanos en zonas apartadas de la
República o lejos de los intereses de las empresas comerciales y en actividades de
construcción de infraestructura.
4.- Contribuir al desarrollo de México es una de las funciones y misiones de las
Fuerzas Armadas que consta en sus documentos orgánicos y que permite la utilización de
la capacidad del Ejército y la Marina en la construcción y mantenimiento de la
infraestructura que de modo natural el sector privado desdeña por escasa utilidad
empresarial.
5.- El papel fundamental, reconocido en el mundo, de la participación de las
Fuerzas Armadas en labores de auxilio a la población civil en casos de desastre, como es el
Plan DN-III que ha sido ya tomado por otros ejércitos del mundo para darle una
funcionalidad práctica y social a la capacidad de organización de las Fuerzas Armadas.
El recordatorio presidencial sobre las misiones constitucionales de las Fuerzas
Armadas exhibe la parcialidad de libros y estudios que desdeñan la función castrense en
la estabilidad y soberanía de la República.
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Política para dummies: la política, de nuevo Hobbes, revela que los pactos sin
espada carecen de eficacia.
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