Indicador Político
CANNES, FRANCIA, 22 DE MAYO 2017.- Los migrantes llevan semanas en el desierto, están deshidratados y atemorizados y, cuando son detenidos tras cruzar la frontera entre México y Estados Unidos, usualmente terminan en lo que se conoce como hieleras. Se supone que son celdas para estancias cortas y ni siquiera tienen camillas, pero también son una suerte de castigo extrajudicial. Una investigación de 2015 reveló que muchos pasan dos días ahí dentro, donde los niños son separados de sus familias y algunos no reciben comida. A veces la piel se les pone azul por el frío.
Eso es lo primero que sientes cuando entras a Carne y Arena, un proyecto innovador que es un híbrido entre exhibición artística, simulación de realidad virtual y reconstrucción histórica multisensorial, desarrollado por el director mexicano Alejandro González Iñárritu. Uno ingresa a un cuarto congelado que no tiene más que algunas bancas y te ordenan que te quites los zapatos y las medias. Aún descalzo te trasladas de ese cuarto frío a uno más grande lleno de arena. Allí los auxiliares te entregan unas gafas de realidad virtual Oculus Rift, un par de audífonos… y una mochila.
De repente te rodea la oscuridad y estás en la frontera, en peligro, así de esta manera se realiza la reseña sobre este film.
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