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CIUDAD DE MÉXICO, 12 de febrero de 2022.- La mañana de este sábado, se dio a conocer la muerte de la ilustre mujer que quedó inmortalizada en la escultura diseñada por el escultor Juan F. Olaguíbel. Mi relación con ella dio inicio luego de haber conocido a su esposo, el ingeniero Díaz Serrano, hace muchos años, en compañía del periodista Roberto Cienfuegos.
Posteriormente, el arqueólogo y destacado fotógrafo Enrique Franco Torrijos —miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística—, se encargó de que se acrecentara mi relación con Helvia, nacida en la calle de Donceles 60 en la Ciudad de México, una mujer que el próximo 22 de mayo sería centenaria.
A partir de entonces, nos hicimos excelentes amigos. Sostuvimos decenas de charlas en su casa y fuera de ella. Acudimos a muchos restaurantes y eventos en compañía de su comedido chofer, Sergio González, quien estuvo al servicio de la pareja por varios años.
¿Si pudiera resumir en pocas palabras lo que significó para usted su relación por más de 50 años con el ingeniero Díaz Serrano, cómo la definiría? —le pregunté a Helvia Martínez Verdayes, en la luminosa estancia de su casa de la ciudad de México.
En compañía del arqueólogo y editor de libros de arte, Enrique Franco Torrijos —uno de los mejores amigos de la pareja—, la musa que inspiró al arquitecto Vicente Mendiola Quezada y al escultor guanajuatense Juan Fernando Olaguíbel Rosenzweig, para crear La flechadora de la estrella del Norte, que todo mundo conoce como La Diana cazadora—, no vacila al responder:
—Nuestra relación fue extraordinaria, de mucho amor; nos quisimos muchísimo. A pesar de lo que la vida inesperadamente te depara, fuimos muy felices. De entre todo ello añoro su forma de tratarme; su amor por mí. Créame, siento infinitamente su ausencia. No habrá otro hombre como él.
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