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Alberto Carbot
Este martes en el Hospital Militar de Nicaragua, falleció Edén Pastora, el Comandante Cero, el héroe incomprendido de la Revolución Sandinista
Hace apenas dos meses, vía telefónica desde su hogar en Managua, en el barrio de Montoya, hasta la Ciudad de México, habíamos conversado sobre la situación interna de Nicaragua, y aprovechó para desmentir la supuesta muerte del presidente Daniel Ortega Saavedra.
Sin embargo, este miércoles, su esposa Yolanda Torres, utilizando el mismo teléfono celular con el cual yo solía comunicarme con él, con gran pesar, me confirmó el fallecimiento del legendario guerrillero, de 83 años.
Paradójicamente, luego de permanecer más de 17 días en el Hospital Militar de Nicaragua, su cuerpo que por varias décadas logró soportar la embestida de la metralla que le ocasionaron graves heridas durante su lucha por la liberación de Nicaragua, no resistió los embates producidos por el coronavirus.
Luego del triunfo sobre el somocismo, en 1979, Pastora ocupó el cargo de viceministro del Interior, al cual renunció 2 años más tarde en desacuerdo con la posición política el resto de sus compañeros. Se produjo un profundo distanciamiento entre Pastora y el resto del grupo de los nueve comandantes que conformaron la dirección del FSLN encabezada por Daniel y su hermano Humberto Ortega, Tomás Borge, Carlos Núñez, Jaime Wheelock, Luis Carrión, Bayardo Arce, Henry Ruiz y Víctor Tirado López.
Fue marginado por su abierto desacuerdo a que sus excompañeros implantaran en Nicaragua un gobierno marxista-leninista, apartado del proyecto revolucionario original que derrocó a la sangrienta dinastía Somoza, de la cual Pastora fue el detonante, cuando en agosto de 1978 encabezó la toma de Palacio Nacional, conocida como la Operación chanchera.
En contraposición, desde Costa Rica fundó en 1982 el Frente Revolucionario Sandino (FRS) que luego se transformó en la Alianza Revolucionaria Democrática (ARDE) y emprendió la lucha armada contra el gobierno sandinista.
El FSLN puso precio a su cabeza y el 30 de mayo de 1984, en La Penca -su cuartel general, situado a orillas del río San Juan, al sur de Nicaragua-, fue objeto de un atentado con una bomba que hizo volar el lugar, mientras se llevaba a cabo una conferencia de prensa con corresponsales extranjeros. En el ataque murieron 3 periodistas: Jorge Quirós, Evelio Sequeira y Linda Frazer y 4 milicianos. También resultaron gravemente lesionados otros 15 comunicadores.
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