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QUERÉTARO, Qro., 22 de diciembre de 2024.- La educación en México atraviesa un periodo de transformación marcado por desafíos estructurales que deberán resolverse de cara a 2025. Aunque en los últimos años se han implementado reformas educativas y estrategias para garantizar el acceso y la calidad, problemas como la desigualdad, el rezago tecnológico y la falta de infraestructura persisten en diversas regiones del país.
Uno de los principales retos es reducir la brecha educativa en zonas rurales e indígenas, donde el acceso a escuelas, maestros capacitados y herramientas tecnológicas sigue siendo limitado. De acuerdo con datos del INEGI, el 8.6% de la población mayor de 15 años en México no sabe leer ni escribir, una cifra que se concentra principalmente en comunidades marginadas.
Además, la pandemia dejó al descubierto las desigualdades en el acceso a la educación digital. Aunque el programa Aprende en Casa permitió dar continuidad a las clases, la falta de conectividad y dispositivos tecnológicos afectó a millones de estudiantes. De cara a 2025, será crucial fortalecer la infraestructura tecnológica en escuelas públicas y capacitar a docentes en el uso de herramientas digitales.
Otro desafío importante es la deserción escolar. Según la Secretaría de Educación Pública (SEP), durante el ciclo escolar 2022-2023, más de 1.2 millones de estudiantes abandonaron sus estudios, principalmente por motivos económicos. Para 2025, se espera implementar políticas que reduzcan la deserción, como becas, apoyos directos a familias y programas de inclusión.
Asimismo, la calidad educativa sigue siendo un tema prioritario. Aunque México ha avanzado en la cobertura educativa, los resultados en pruebas internacionales como PISA muestran que los estudiantes mexicanos se encuentran por debajo del promedio en áreas clave como lectura, matemáticas y ciencias. Expertos señalan que es necesario rediseñar los planes de estudio y fortalecer la formación docente para lograr un aprendizaje significativo.
El gobierno federal ha anunciado que, para 2025, se incrementará el presupuesto destinado a la educación y se buscará garantizar que todos los niños y jóvenes tengan acceso a una educación inclusiva, equitativa y de calidad. Sin embargo, esto requerirá la colaboración de los distintos niveles de gobierno, la iniciativa privada y la sociedad civil para enfrentar los retos y construir un sistema educativo que prepare a las nuevas generaciones para los desafíos del futuro.