Impondría Trump aranceles de 25% a México si no se frena migración ilegal
MORELIA, Mich., 23 de enero de 2019.- Lo único certero que ha podido decir este miércoles Nicolás Maduro, quien se hace llamar presidente de Venezuela, es que hay gente dispuesta a defender al país. Y sí, la hay. Muchísima.
Porque Venezuela no es usted, Nicolás, ni su gobierno, ni nada que tenga que ver con los 20 años del chavismo. Venezuela es lo que vemos hoy, 23 de enero, cuando justamente se cumplen 61 años del derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, mientras la gente en las calles pide a gritos libertad, alza banderas, canta el Himno Nacional, “grita con brío que muera la opresión”, y se manifiesta en contra de años de hambre, desidia, corrupción y delincuencia.
En Venezuela es costumbre la escasez, aunque este día no se encontró por ninguna parte esa sola cosa que abundaba: el miedo. El hartazgo ante tanto cinismo pudo más, y el recuerdo de unos estudiantes logrando que Pérez Jiménez huyera de madrugada en la Vaca Sagrada resonó en pueblo: “la fuerza es la unión”.
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