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CANCÚN, QRoo, 26 de junio de 2019.- En 2018 y en lo que va del año, el Caribe Mexicano ha recibió el mayor volumen de sargazo en la historia: ha recalado entre 3 a 5 veces más que en 2015.
En 2015, según datos oficiales, el recale llegó a dos metros cúbicos por metro lineal de playa, y abarcó 74.6 kilómetros de playa concentrándose en cinco municipios.
Pero qué lo origina, científicos reunidos en un taller organizado en Quintana Roo por el Instituto Nacional de Cambio Climático, afirman que es posible que los vientos del Sahara lleven desde hace algunos años bastante polvo muy fino a la alta atmósfera, y con mayor cantidad, desde la sequía que empezó en los años setenta.
Este polvo contiene principalmente fosfatos y hierro que son abonos muy eficaces para algas y plantas.
El nitrógeno necesario es producido por bacterias comensales del sargazo y este polvo sigue las corrientes aéreas y cae en forma de lluvia en el Atlántico, en el Caribe y en la selva del Amazonas, en Brasil.
Se estima que 0.5 a 5 billones de toneladas de polvo cae en esta última área al año, lo que representa 50 por ciento de la necesidad en fósforo de la selva.
Se presume que los sedimentos con materia orgánica que arrastran lo ríos de la Amazonia y el Orinoco, en Sudamérica, enriquecen con nutrientes al sargazo en su paso por estas latitudes.
Y, si a eso se agrega que ha crecido el nivel de abono por los productores agrícolas, el crecimiento del plancton es inminente, ya que se da la lixiviación de las tierras agrícolas a través de los ríos hacia el mar.
La Corriente del Golfo entrega estas aguas costeras hacia el Atlántico, en el mar de sargazos y alimenta la masa de algas.
Los científicos dicen que el calentamiento global coadyuva, así como en el resto de las plantas a un crecimiento directamente relacionado con la temperatura.
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