Libros de ayer y hoy
El Dr. Celis y el Instituto de Neurología
El Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel Velasco Suárez” es la principal institución de tercer nivel en sus áreas de conocimiento (la que tiene el mayor número de subespecialidades y de prestigio médico) en el país, incluyendo al sector público y al sector privado. He conocido el trabajo de equipo de centro de alto nivel del país que ha sido la diferencia entre la vida y la muerte de muchos mexicanos. Las cosas, por supuesto, no se dan por generación espontánea. Ni duda cabe del compromiso de sus médicos, enfermeras, enfermeros y trabajadores que hacen una sinergia con un inusual calado social que no es común en el sector público del país. En buena medida, la presencia del Dr. Miguel Ángel Celis, su director general, ha sabido llevar a cabo la pertinente coordinación de esfuerzos que se observan en resultados.
El Dr. Celis tiene tres virtudes que casi nunca van juntas: a) Es un reconocido profesional especialista en la medicina; b) Conoce la administración de entidades hospitalarias y c) Tiene un acendrado compromiso social en la labor que el Instituto Nacional a su cargo lleva a su cargo. La condición humana muestra en muchas ocasiones las peores expresiones de las personas, no se perdona el éxito ni tampoco que las cosas se deban hacer como deben hacerse. Lo más fácil es adoptar una postura dúctil ante los nuevos tiempos y subordinar las convicciones éticas y morales a las posibilidades de que puedan ser puestas en prácticas en el presente. No es el caso del Dr. Celis quien se aferra al bien común aunque le pese. Y esto viene a colación porque el director general del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía se ha atrevido a decir ¡no! al presidente de la República López Obrador por cuanto concierne a dar servicio totalmente gratuito a todas y cada una de las personas que acudan a esa institución a recibir consulta o tratamientos de médicos de mayor complejidad.
Esta postura que podría verse de primera impresión ajena al interés público no lo es; por el contrario, es la más ajustada a las necesidades del pueblo por la simple y sencilla razón de que no se puede tratar igual a los desiguales. No se puede tratar gratuitamente a un millonario que a un pobre. Lo que debe hacerse es tratar desigual a los desiguales, de tal suerte que a quienes menos tienen se les cobre menos o nada y a los que tienen más se les pida su contribución para hacer viable el servicio con la calidad y calidez que hasta hoy le caracteriza a ese centro hospitalario de alto nivel.
De hacer lo que se le pide al Dr. Celis es al final del día conseguir mal servicio para todos por desabasto médico, eliminar los grupos de atención para que puedan ser atendidos correctamente y la capacidad de respuesta de médicos, personal de enfermería y administrativo que sería desbordada. Y es que el punto nodal es que se busca que la gratuidad se haga con el mismo presupuesto que sel le ha asignado, ni un peso más y sí muchos menos. Ante este escenario es digno de reconocimiento lo que hace el Dr. Miguel Ángel Celis en defensa justo de quienes menos tienen. Las decisiones de política pública no deben tomarse a la luz de pesos y centavos desde un escritorio sino con el concurso de quienes están en la trinchera diaria como el Dr. Miguel Ángel Celis que no tiene ninguna filia ni fobia política, pero sí un claro compromiso de que hay momentos de decir ¡no! como ahora. Mi solidaridad con el Dr. Celis por anteponer su propio interés al de la nación y lamento el linchamiento conspicuo a este hombre, a quien en lugar de buscarle infructuosamente errores donde no los hay, se le debería hacer un reconocimiento por estar al servicio de la medicina pública de calidad en tiempos de polarización, esos que doblan a casi todos, pero siempre hay como es este caso una saludable excepción a la regla que no debería pasar desapercibido por el bien de todos.
@evillanuevamx