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SANTA MARIA MAGDALENA,Qro., 23 de julio del 2018.-La gente busca una sombra, un lugar donde sentarse y degustar el mole que pobladores ofrecen en el tradicional Festival del Mole y la Tortilla que colo desde hace 30 años se lleva a cabo.
Del templo se saca la imagen de Santa María Magdalena, patrona que da nombre a esta comunidad que lucha contra el estigma de ser un lugar inseguro y que sólo aparece en los medios de comunicación cuando se sabe del robo a vagones del tren.
La gente está dispuesta a cambiar esa imagen ese, estigma que cae sobre los habitantes de esta comunidad queretana.
Uriel López Jiménez viene regresando de la peregrinación, y para no romper con la tradición, se instala en el jardín de Santa María para regalar mole a sus vecinos de la comunidad y a los visitantes que atraídos por la tradición.
Afirma que como en todos los lugares, “hay gente buena y otra que no tanto”, pero eventos como este festival y otros que se llevan a cabo en otras fechas ayudan a cambiar la imagen de la comunidad.
Mientras la música suena para que los grupos de baile, como el llamado Ilusión, los comensales hacen fila en los diferentes puestos, que tienen prohibido la venta de la comida, pues quien lo hace se arriesga a una multa de hasta cuatro mil pesos, como lo advierte el sonido local de manera constante.
Los platos de mole son acompañados de tortillas verdes, azules o rosas, también tradicionales de esta comunidad y del festival, que es acompañado de música y cohetones.
La inauguración del evento se atrasa un poco, pues se espera, por respeto, a que termine una misa de cuerpo presente. Una banda de música acompaña el féretro y los presentes entienden el dolor de los deudos, por lo que esperar unos minutos más no les incomoda.
Andrea Paloma, joven originaria de Santa María Magdalena y ama de casa, dice que un día le gustaría participar en el festival, pero no sabe preparar el mole. Mientras ese momento llega, disfruta de un plato de mole verde, acompañado de su arroz y sus tortillas, para pasarlos, un refresco de cola.
Las cazuelas se vacían pronto, el festival ha vuelto a cumplir, como desde hace 30 años, cuando nació y que gracias al entusiasmo de los habitantes de Santa María Magdalena se preserva.