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CIUDAD DE MÉXICO, 21 de enero de 2019.- El día más triste del año, también denominado blue monday, no existe; es en realidad un hecho pseudocientífico o, en todo caso, un concepto mercadotécnico.
Las condiciones para que alguien esté triste o alegre dependen de los eventos que ocurren a su alrededor, aseguran expertos de la UNAM.
Señalado como el tercer lunes de enero, el blue monday se asocia al contexto propio de esta temporada: el término de las fiestas decembrinas, la cuesta de enero y, en esta ocasión, el panorama político por un nuevo gobierno, dijeron. Este tema fue analizado desde distintos puntos de vista por Hugo Sánchez, académico de la Facultad de Psicología (FP); Violeta Rodríguez del Villar, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc); y Christian Salazar Montiel, de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, según explica un comunicado.
Una vez que concluyen las festividades de diciembre y las reuniones sociales, para muchas personas este mes es un periodo de autocrítica y evaluación, o de reflexión y melancolía, pero sin llegar a una situación patológica, indicó Hugo Sánchez.
Todo el tiempo experimentamos tristeza y ansiedad, sin devenir en enfermedad, y como seres sociales no debemos esperar que haya un día específico para deprimirnos.
Las condiciones en las que sentimos alegría, desconsuelo o cualquier otra emoción, dependen de variables ambientales que cambian de acuerdo con las circunstancias, la edad y el género, entre otros factores.
Blue monday, estrategia de ventas
El blue monday, recordó, se originó como base de una campaña para aumentar las ventas de viajes. En 2005, la empresa Sky Travel intentó buscar una forma de incrementar sus puntos de venta utilizando una ecuación desarrollada por el investigador inglés Cliff Arnall, que considera parámetros como el clima (frío) y las deudas originadas por las fiestas de fin de año, para obtener el “día más triste del año”.
Esto no se puede generalizar, pues las circunstancias son diferentes para cada población: para los ingleses, los mexicanos, los estadounidenses o los guatemaltecos. “Sería imposible generar una ecuación válida para todo el mundo; por eso, en términos reales el blue monday no es un hecho científico”.
¿Podríamos inventar el día más feliz del año y preparar a la gente para eso?, cuestionó el universitario: “No, porque las condiciones para que alguien lo sea dependen de los eventos que le suceden; entonces, si el tercer lunes de enero consigues trabajo, vas a estar contento”.
El problema es que algunos sectores de la población pueden ser susceptibles a sugestionarse.
Así sucede en Japón, en donde se ha incrementado el número de suicidios en ese día en particular entre la población joven, que usa las redes sociales incluso más que en México.
El académico de la FP explicó que los adolescentes se dejan influenciar con mayor facilidad; su cerebro lucha por dejar la dependencia de la infancia, pero todavía no tienen la madurez de un adulto, por lo que se encuentran en un periodo de vulnerabilidad.
Para ellos es difícil tomar decisiones, pues no tienen la capacidad de prospectiva de un adulto, de ahí que sean susceptibles al abuso de sustancias o a la enajenación.
“Altamente influenciables, están a la expectativa de lo que pasará en el blue monday y hacen correlaciones que no existen; si se tropiezan y caen se lo atribuyen a ese día”.
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