Libros de ayer y hoy
El 11 de febrero, la ONU celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, con el que se conmemoran una variedad de datos relevantes. ¿Sabías que las mujeres reciben menor presupuesto de investigación que su contraparte masculina? E incluso siendo las mujeres el 33% del número de personas en investigación, a nivel mundial, solo 12% de ellas forman parte de las academias nacionales de ciencias. Además, en varios ejes de vanguardia, como lo es la Inteligencia Artificial, solo uno de cada cinco investigadores son mujeres. Esto, más allá del hecho de que muchas mujeres reciben un menor salario, y tienden a recibir menos ascensos de sus puestos que los hombres, y en términos de academia, siguen siendo subrepresentadas en revistas científicas de alto perfil.
Tomando en cuenta lo anterior, pensemos en mujeres como Marie Curie quien no solo fue la primera mujer en ganar un Premio Nobel, sino fue la primera persona, y la única mujer, en ganar dos Premios Nobel; siendo estos en dos campos científicos distintos. O qué tal Chien.-Shiun Wu, una científica china-americana quien colaboró en el controversial Proyecto Manhattan, o por ejemplo, Ynés Mexía, una botanista mexico-amerciana quién, a pesar de haber sido restringida socialmente, pudo recolectar cerca de 150,000 especies durante su vida y carrera, esto solo mencionando alguno de sus logros.
El objetivo de este breve resumen es que las mujeres siempre han desempeñado un papel en la acumulación y el desarrollo del conocimiento y la ciencia. Las mujeres son obviamente tan iguales como cualquier hombre y deben ser tratadas en consecuencia. Nosotros, como educadores, tenemos un papel importante en esto al intentar crear alguna mentalidad o cambio cultural en las normas, valores, ideas y pensamientos tanto de hombres como de mujeres, ya sean académicos o no. Por lo tanto, justo antes del comienzo de otro semestre académico, recordemos el importante papel de las mujeres en todas nuestras vidas, tanto dentro como fuera de la academia, y trabajemos para lograr alguna forma de igualdad pura, no solo en teoría, sino especialmente en la práctica.
El conocimiento, al igual que la justicia, es “ciego”, y la búsqueda del conocimiento no está, ni debería, estar limitada por el género o cualquier otra división social, ya sea real o percibida.
* Director de Entrada, Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno, Tecnológico de Monterrey, Campus Querétaro