Detona tercera ola venta de ataúdes

Un gran almacén lleno de cajas, aserrín, hojas de madera, el sonido de las cortadoras y un grupo de hombres trabajando en conjunto advierten de la fabricación masiva de ataúdes listos para ser llevados a por lo menos 20 estados de la República.

Don Heriberto y su familia son los encargados de un negocio que tomó impulso con la pandemia. Diariamente elaboran hasta 60 ataúdes de MDF y cuentan con varios modelos, calidades y tamaños para cubrir la demanda; desde cajas para bebés y adultos hasta tallas extra grandes. Además de ofrecer opciones en madera como pino y metal.

“La temporada del año pasado estuvo malísima, hasta enero y febrero mas o menos y de ahí se volvió a bajar y ahorita ya volvió a subir. Definitivamente han habido menos muertos que otros años creo yo, porque la gente no iba de fiestas y estaban encerrados. Las temporadas altas para nosotros siempre es en septiembre que empiezan las fiestas del grito para adelante, todo el fin de año y se juntan con el frío y por el COVID, se ha incrementado el trabajo en algunos estados no en todos.”

¨Enero fue muy pesado, todos los funerarios aquí formados queriendo ataúdes. Nos fuimos a entregar ataúdes al Estado de México y las carrozas formadas por toda la calle. El que me compraba uno o dos ataúdes ahora quería 15 o 20. Era una locura, se sobresaturó la demanda. De hecho ahorita se esta cargando para Chiapas y la semana que entra vamos a cargar un viaje grande con remolque y camión que va para Cancún”, precisa el emprendedor originario de Boyé.

El negocio de don Heriberto depende de la muerte para vivir. Datos del INEGI, refieren que tan solo en 2020, se registraron un millón 86 mil 94 defunciones a nivel nacional, de las cuales 65 por cada 10 mil habitantes ocurrieron en Querétaro. Las tres principales causas de muerte en México son por enfermedades del corazón, COVID-19 y por diabetes mellitus. Los homicidios representan la sexta causa en hombres.

En relación a las muertes por violencia “Todo es un factor para poder vender más”, comenta don Heriberto, quien comienza su labor a la par de su equipo de trabajo a las 8 de la mañana.

Con una buena lista musical, el ruido de las cortadoras, el polvo de aserrín y el olor a pintura es como más de una decena de trabajadores fabrican día con día los ataúdes. Cada uno de ellos con diferentes tareas como el corte de las maderas, el ensamblado de las piezas, la pulidora, el fondeado, la pintura, el pegado de detalles y agarraderas metálicas, el grabado a mano y acabado, para finalmente ser llevados hacia el norte o sur del país como a Jalisco, Guerrero, Chiapas, Oaxaca, Campeche, Quintana Roo, Veracruz y Tabasco por mencionar algunos.

“Hay ocasiones que llegan a solicitar diseños y grabados especiales como: gallos, caballos y/o huellas de mascotas para personalizar el ataúd”, precisa Heriberto.

Antes, el pequeño empresario y su familia se dedicaban a la engorda de borregos y a la venta de barbacoa en su lugar de origen, sin embargo, esto solo daba para comer, para ir al día. Tras el encuentro con un “funerario” de Puebla, vieron una nueva oportunidad de negocio al cual se dedicaron en cuerpo y alma. Hoy tras varios tropiezos, “ires y venires” juegan en grandes ligas pues basan su labor en una primicia: hacer las cosas bien.

“Dentro de nuestra funeraria se tratan a los cuerpos con respeto. Sí es difícil tratar con la muerte pero se puede, alguien lo tiene que hacer. Al no existir un sentimiento, preparar los cuerpos y maquillarlos para nosotros es más fácil, es un servicio”, indica.

El encuentro con Ataúdes San Antonio impacta a la vista, a los sentidos, al corazón, pues tarde o temprano cada uno de los féretros fabricados serán utilizados, otros reciclados, pero todos serán la última morada de un ser humano.

Con información de AM de Querétaro