QUERÉTARO, Qro., 14 de mayo de 2021.- Salvador Hernández Martínez, maestro de música y músico de profesión, se encuentra entre esos docentes que desconocen si serán tomados en cuenta para el esquema de vacunación contra el Covid-19.

Son diferentes las instituciones a las que ha llevado su amor a la música, labor que incluso permitió el surgimiento de grupos musicales.

Considera que de las pocas cosas positivas generadas dentro de la pandemia se encuentra el nuevo valor que se da a quienes se dedican a las bellas artes, pese a esto, nadie le ha informado si estará dentro del grupo de docentes que podrán recibir la vacuna en la programación anunciada del 18 al 21 de mayo.

Salvador da clases de música en la Casa de la Cultura de La Cañada, en el municipio de El Marqués, que recién reanudó actividades tras la prolongada “cuarentena”.

Entre sus recuerdos más preciados como docente se encuentra que en el 2015 participó en un proyecto destinado a llevar música a comunidades indígenas, lo que le permitió dar clases en la comunidad de Chitejé de Garabato; su labor trascendió la vida académica, pues provocó el surgimiento de grupos musicales aún activos en la comunidad.

El cansancio que provocó el encierro obligado por la pandemia hizo que las mismas familias solicitaran reactivar las clases de música en la Casa de la Cultura de La Cañada, donde ya regresó a dar clases presenciales, aunque a grupos reducidos.

Niños y adultos, provocan que sus clases se encuentren entre las de mayor demanda, incluso para aprender guitarra eléctrica, instrumento que le costó que fuera apreciado, pues muchos lo relacionaban con el rock y ahora es de los que cuentan con más popularidad.

Guitarra, notas musicales, batería, son sus acompañantes mientras esperar el arribo de sus alumnos; también lo acompañan sus reflexiones respecto a que el día de vacunación se acerca, las inscripciones iniciaron, pero a él nadie le confirma si fue añadido a ese listado de maestros que, por fin, recibirán la vacuna; lo que sí ocurrió con el resto de docentes que laboran en instituciones tanto públicas como privadas.

“También deberían de tomarnos en cuenta”, reflexiona mientras afina su guitarra.