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QUERÉTARO, Qro., 31 de agosto de 2024.- La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha subrayado recientemente los crecientes desafíos que enfrenta la juventud en el mercado laboral, un panorama que se complica aún más por la crisis climática y las dificultades económicas actuales. Este contexto ha generado altos niveles de ansiedad entre los jóvenes, quienes se sienten cada vez más preocupados por su futuro.
La incertidumbre respecto a la estabilidad económica, la falta de movilidad social intergeneracional y la posibilidad de alcanzar una independencia financiera afecta su bienestar emocional y su motivación para tomar decisiones sobre sus carreras académicas y laborales.
Un factor clave que contribuye al estrés y la ansiedad de los jóvenes es la competencia por un número limitado de empleos que requieren habilidades cualitativas y sociales. Aunque los jóvenes tienen más oportunidades de continuar sus estudios hoy en día —con un 48% participando en algún tipo de escolarización en comparación con el 38% en el año 2000—, la percepción de que una educación académica no garantiza un empleo estable ha disminuido su motivación para seguir estudiando. Esta situación ha llevado a muchos a cuestionar la eficacia de la educación formal como una vía para una exitosa incorporación al mercado laboral.
Gilbert F. Houngbo, Director General de la OIT, comentó sobre la situación: “Ninguno de nosotros puede esperar un futuro estable cuando millones de jóvenes de todo el mundo no tienen un trabajo decente y, en consecuencia, se sienten inseguros e incapaces de construir una vida mejor para ellos y sus familias. Las sociedades pacíficas dependen de tres ingredientes fundamentales: estabilidad, inclusión y justicia social; y el trabajo digno para los jóvenes está en el centro de los tres”.
La OIT destaca la necesidad de implementar más estrategias para mejorar la empleabilidad de los jóvenes y facilitar su integración en el mercado laboral. Entre las recomendaciones del informe se encuentran la inclusión laboral durante la formación educativa para facilitar la transición de la escuela al trabajo mediante programas que alineen las competencias de los jóvenes con las necesidades del mercado; políticas económicas y de mercado dirigidas a jóvenes desfavorecidos para crear empleos y facilitar el acceso a financiamiento para la formación profesional; el fomento de una cultura organizacional y espíritu empresarial para motivar a los jóvenes a participar en la fuerza laboral, ya sea como empleados o emprendedores; y garantizar derechos laborales basados en normas internacionales para asegurar la igualdad de trato para todos los jóvenes, especialmente para aquellos en situaciones de vulnerabilidad.
Finalmente, la OIT hace un llamado a incrementar las inversiones en políticas que promuevan la integración continua de los jóvenes en el mercado laboral y apoyar a los países de ingresos bajos en la creación de un espacio fiscal para financiar estos esfuerzos. Para abordar eficazmente los desafíos del empleo juvenil, es fundamental que se implementen políticas inclusivas y equitativas que garanticen un futuro más estable y prometedor para las nuevas generaciones.