Razones
Joel Angel Bravo Anduaga, profesor de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tec de Monterrey Campus Querétaro.
En un análisis simple, la derecha ganó en Italia y, según las encuestas, la izquierda triunfará en Brasil. Si continuamos con las etiquetas a los gobiernos siguiendo un patrón dicotómico, pensando en solamente dos categorías opuestas, no podremos entender las razones de las preferencias electorales.
Con los ejemplos italiano y brasileño, el electorado parece no votar solamente por las ideologías o simpatías partidistas históricas. Se necesitan soluciones a temas urgentes y otras agendas quizá perderán relevancia. ¿No será acaso que el voto se está caracterizando solo para castigar? Si así fuera, entonces existen muchas posibilidades de que los gobiernos democráticos no tendrán continuidad.
Me explico. A la sociedad italiana, brasileña y a la mayoría de la población mundial, las necesidades en comida y energía son ya prioritarias. Es probable que otros temas de la agenda política pasarán a segundo o tercer término. Ahora, y más que en los últimos 30 años, a los ganadores de las elecciones se les exigirán resultados inmediatos y estamos hablando que la inmediatez ya no se medirá en años, sino en meses.
De tal suerte, se entiende así la sobriedad y seriedad con que Giorgia Meloni se expresó en su discurso posterior a las elecciones del domingo 25 de septiembre pasado. Meloni, quien se perfila para ser la líder del nuevo gobierno italiano, estuvo lejos de una actitud eufórica y optimista. Las consecuencias de la guerra en Ucrania y las crisis energética y económica evitaron el triunfalismo. Existió la victoria, pero el reto es inmenso.
La derecha y la izquierda ya no son los referentes. La población vota por quien promete una solución pronta y otorga su lealtad si las soluciones son eficaces, eficientes e inmediatas. Parece una misión imposible, pues estas tres características difícilmente pueden convivir en los procesos políticos actuales. Entonces, ¿la urgencia impedirá la gobernabilidad?