Líneas Quadratín
La Cuarta Transformación va contra el charrismo sindical
José Luis Camacho Acevedo
Para cumplir con los compromisos asumidos por México en el tratado comercial con Estados Unidos y Canadá (T-MEC), y finalmente firmar el tan ansiado acuerdo comercial con Norteamérica, el dictamen de reforma laboral aprobado en Comisiones en la Cámara de Diputados pretende acabar con el abuso de algunas organizaciones y sindicatos poco escrupulosos.
En principio de cuentas, en el dictamen se estable la prohibición a los sindicatos y otras organizaciones para participar en esquemas de evasión de contribuciones y actos de simulación ante la autoridad para “cubrir” al patrón y evitar el pago de impuestos o las cuotas al Seguro Social.
El dictamen de la reforma laboral sostiene que dichas prohibiciones atienden “la problemática del abuso por parte de organizaciones poco escrupulosas y sindicatos ‘fantasma’ del derecho de emplazar a huelga al patrón para exigir la firma de un contrato colectivo de trabajo”.
El coordinador de los diputados de Morena, Mario Delgado aseguró que la reforma laboral “no se origina necesariamente por los compromisos del T-MEC”, aunque sinceramente la presión de la demócrata Nancy Pelosi, sí aceleró a los legisladores para sacarla adelante.
Pero Delgado señala que además surgió por las modificaciones constitucionales de 2017 y la ratificación del convenio 98 de la Organización Internacional del Trabajo.
Pero además debemos entender que eliminar el charrismo, el clientelismo y la corrupción en las organizaciones obreras y sindicales del país es la meta que en materia laboral se fijó el gobierno de la Cuarta Transformación.
Todo indicaba que una operadora experta en estas lides del control de sindicatos como Elba Esther Gordillo Morales, sería una pieza clave en la construcción del nuevo sindicalismo que tenía en mente de manera inicial el presidente López Obrador.
Y el reciente surgimiento y exigencia del poder por parte de la maestra lo confirma, aunque al parecer no estará tan cerca del mandatario como parecía, al menos no por el momento, y así será mientras no se llegue a un acuerdo con respecto a la reforma educativa.
A últimas fechas se han percibido señales de que ese cambio de paradigmas no se dará tan fácilmente y AMLO, que no tiene operadores tan experimentados y confiables en ese tema, tendrá que recurrir a viejos caciques como el ferrocarrilero Víctor Flores o a reciclaje de personajes como Napoleón Gómez Urrutia o el dirigente de la fantasmal Catem, Pedro Haces.
Acompañan a Napoleón y al líder Haces en la nueva cartelera del sindicalismo de la Cuarta Transformación, Reyes Soberanis Moreno de la COR (Confederación Obrera Revolucionaria) y Abel Domínguez de la CTC, (Confederación de Trabajadores y Campesinos).
Pugnar por mejoras salariales, participación de utilidades, reglamentación de esquemas como el outsourcing, el rechazo a los contratos de protección y la reivindicación de una democracia sindical genuina, serán algunos de los objetivos de esta batalla que se avecina en el mundo del sindicalismo nacional.
Las huelgas recientes en las maquiladoras tamaulipecas y las duras negociaciones con grupos radicales como la CNTE, ponen a prueba la capacidad negociadora de los integrantes del gabinete de López Obrador.
Pues sin duda que se avecina la apertura de otro frente de conflicto, de los tantos que ya existen, en la ya complicada trama de intereses en las que la Cuarta Transformación navega contando como principal activo las conferencias mañaneras del presidente.