Libros de ayer y hoy
Era de septiembre de 2019, ya llevaba un año el presidente Andrés Manuel López Obrador al frente de la política pública del país, cuando en una de sus representaciones matutinas atinó a afirmar:
“Los negocios más jugosos que se hacían al amparo del poder púbico, llevaban el visto bueno de los presidentes, nada de que el presidente no sabía, nada de que el presidente no estaba enterado, éste es un sistema político presidencialista, el presidente se entera de todo, como los gobernadores en los estados… o sea, ya basta de hipocresía, de estar engañando, claro que la responsabilidad la tiene la autoridad más elevada”.
Frases que aplicadas a la luz de los recientes acontecimientos, deja mucha incertidumbre y opacidad sobre la buena voluntad y la guía ética que debería llevar esta época, autobautizada como “La Cuarta Transformación”.
O pasa dos cosas. ¿O el presidente dejó de enterarse de lo que pasa con su gobierno?, lo cual es gravísimo y explica el porqué de muchas deficiencias en su administración y se han dedica a engañarlo sistemáticamente, o simplemente ha sido cómplice, no dicho por mí, citado por él mismo hace unos meses.
Otra forma de explicar los que ocurre es que realmente el presidente es incorruptible, es a prueba de tentaciones y es duro con quienes se atreven a serlo, pues la realidad es que entonces su gobierno no ha sido diferente, simplemente han dejado de informarle, por miedo o por cuidar sus negocios, que por lo visto, aún sobreviven al amparo de la administración pública y el costo lo estamos pagando todos los mexicanos.
En este escenario es donde hace su aparición la prima del presidente y sus negocios con Pemex. No era un contrato menor, eran 365 millones de pesos de monto, cantidad que, si somos estrictos con los dichos del presidente, no había forma de que pasara desapercibido.
Pero concedamos, él no lo sabía, pero su director de Pemex, Octavio Romero, sí ¿o un monto de ese tamaño lo puede autorizar cualquier funcionario de menor rango? Si es así, encontramos de nueva cuenta una enorme deficiencia en sus procesos, y como éste podrían haber cientos o miles, en toda la administración.
Además el presidente seguramente mandó a revisar cada uno de los contratistas de las administraciones anteriores, era muy difícil que sobreviviera un proveedor con los candados que se han puesto, a menos que quizá llevara entre sus credenciales, un lazo familiar con el presidente, aunque tengo entendido que mandó al principio una comunicación pidiendo que ningún funcionario diera facilidades a quien se erigiera como cercano al mandatario, lo cual también amerita otra observación, y es que a “buenas voluntades” no creo que se avance mucho en el combate a la corrupción.
Así que esta vez, por donde le vean, el reportaje que sacó a flote esta situación, elaborada por Loret de Mola, lo que hizo fue poner un espejo enfrente del Presidente, y no lo gustó lo que vio, así que ocupó el recurso más útil que ha tenido para explicar sus pocos resultados, culpar a la inercia de la mafia del poder, sus remanentes que están ocupadísimos en golpear a su gobierno.
Así que yo espero que el golpe en la mesa haya sido monumental, porque no Presidente, no le metieron un gol a Pemex, ni a su prima, fue goliza la que le propinaron a usted, y sí, tal vez no es su culpa, pero claro que es su responsabilidad.
Hoy fue su prima con Pemex, quizá sean los bienes inexplicables de sus funcionarios, quizá los contratos que han ganado los hijos de sus servidores públicos de primera fila, y que, con romper los acuerdos, creen que se soluciona, pero no, sólo sigue haciendo más grande la brecha entre lo que dice y lo que es.
Es tiempo de dejar de pensar en rentabilidad electoral. Cuando el presiente se empecina en meter a los gobernadores aliancistas en un costal electorero, él mismo está cerrando ese bolso, pero por dentro.
Esperemos que realmente se sancione, que sea ejemplar, tanto que haga que dejemos de extrañar al Andrés Manuel de oposición, él no dejaría ni un segundo de evidenciar las faltas del actual presidente.
O ¿ya cambió todo y hoy la corrupción también tiene una causa?