Libros de ayer y hoy
“Nos hacen los mandados”
“El servilismo produce amigos. La verdad, odio”. Terencio
Este título de columna es realmente la cita de una persona que recibe un salario que se paga con los impuestos de las personas ciudadanas de este país, el secretario de turismo Miguel Torruco. Él es titular de una de las dependencias que más relevancia debería tener por los empleos que genera y generación de Producto Interno Bruto, pero desafortunadamente se presta para hacer de todo, menos su trabajo.
Cuando fue nombrado, en diciembre de 2018, la industria lo celebraba ya que se trataba de una persona que conocía y salía del sector. Su desarrollo profesional había sido en el turismo, por lo que era un experto en la materia y creíamos que México lograría consolidar al turismo en la prioridad nacional que merece nacional, así como se consolidaría globalmente. Sin embargo, nos equivocamos.
Desde el inicio de su gestión, el titular del Ejecutivo minimizó al turismo, no atendió a la industria, eliminó la promoción turística del país y decidió cancelar el aeropuerto de Texcoco. Creía que traer aviones llenos de gente, meterlos en hoteles y que coman en restaurantes se daba por añadidura, era frívolo el sector, y no merecía un lugar.
La obligación de Torruco era informar al presidente la importancia que para el país tenía y todo lo que representa, pero tomó la decisión de, por tener la placa de secretario en el escritorio, decir sí señor presidente y dar la espalda a la obligación que por el cargo tiene, y peor aún, a la industria de la que dice forma parte.
Al ritmo que el presidente tocaba, Torruco contestaba. En un video colocó adjetivos como “adversarios” dirigiéndose a quién opina distinto al presidente. Pero este video no era político era de promoción; así como también en plena crisis entre Rusia y Ucrania, se aventó la puntada de celebrar públicamente a la aerolínea Aeroflot, así como a Rusia como gran destino turístico. Con ello demostró además ser torpe políticamente.
Se perdió la categoría 1 de seguridad aérea, resultado del despido de personal verificador en AFAC. Torruco ni siquiera opinó. Eso sí, muy contento inauguró la llegada de los vuelos de Emirates y Turkish Airlines, como si hubiera gestionado o conseguido su llegada. Sólo por calendario cosechó un trabajo del gobierno anterior.
Perdió la conectividad que teníamos con vuelos de dos aerolíneas a China, mercado de gran relevancia para el crecimiento del país. Como resultado, y ya sin ellas, organizó una visita con empresarios mexicanos dentro de su famoso “Toca puertas” sin conseguir resultado alguno.
Y así podríamos enlistar una serie de tropiezos, errores y omisiones que son impresentables para un secretario de Turismo, pero siempre se puede ser peor. Hace unos días, con la frivolidad que lo caracteriza, se dirigió a grupos ambientalistas que buscan la protección de la zona devastada por el Tren Maya, el “cartel de los ampareros”, y remató con un “nos hacen los mandados” para asegurar se concluirán las obras.
La industria turística mexicana, está en crisis. Sin duda la inseguridad, falta de mecanismos de protección y garantías para visitantes, así como para las personas que viven en los destinos, está en la punta de la pirámide de las deficiencias que se han generado en el país; pero, la política pública que tenemos hoy es de “nos hacen los mandados”, y es cierto que es así ya que a diferencia de antes, ahora no se tiene que rendir cuentas de omisiones y daño que al turismo, han hecho.