Libros de ayer y hoy
Chairopuerto
Conocí hace muchos años la pista de la base militar de Santa Lucía,
“inaugurada” por el presidente Andrés Manuel López Obrador, la semana
anterior.
Esa pista, en la que hicieron aterrizajes de prueba aviones militares
y comerciales, no guarda parecido con las terminales aéreas que
conocí, como reportero, en Europa, Asia y América.
Nada que ver el “chairopuerto” con los puertos aéreos en Malasia y
Japón que visité con motivo de la Cumbre de países Asia-Pacifico.
Ningún parecido con los aeropuertos de Alaska, en el polo norte, o con
los del polo sur (Patagonia, Argentina, en ocasión de la Cumbre de
Jefes de Estado y de Gobierno de Iberoamérica, en la que participaron,
entre otros, el comandante Fidel Castro y el Rey Juan Carlos, de
España)
Si habláramos en términos militares, nada que ver con el de la Isla
Guam, en el Pacífico Occidental, entre Filipinas y Hawái, en cuyas
aguas se encuentra “un buque de guerra alemán de la Primera Guerra y
un carguero japonés” usado en la Segunda Guerra Mundial.
“Gran hazaña”, para Obrador son los trabajos en Santa Lucía para
sustituir al cancelado Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de
México, en Texcoco.
Al presidente de México le ganó la emoción: “es el aeropuerto en
construcción más importante del mundo, es el más grande, con la
tecnología más avanzada, con estándares de calidad, de primer orden”.
Seguramente el titular del Ejecutivo federal no tiene noticia del
Changi, en Singapur y nada sabe de los de Arabia Saudí, Tokio, Doha,
Incheon y Múnich.
Estamos de acuerdo en que “los ingenieros militares que trabajaron en
la construcción del aeropuerto Felipe Ángeles, en Santa Lucía, Estado
de México, han demostrado ser capaces y profesionales para dicha
tarea”, pero de eso a que sea el mejor del mundo hay más que una línea
recta.
La pista inaugurada en Santa Lucia mide 3.5 kilómetros de largo; las
pistas del aeropuerto en la CDMX miden 4500 y 5000 metros,
respectivamente.
El aeropuerto de Singapur—con 5,000 vuelos semanales y más de 60
millones de pasajeros al año—es el mejor y más grande del mundo.
Santa Lucía no tendrá capacidad para recibir a un avión supersónico
como el “Concord” en el que también viaje con motivo de una
demostración a periodistas mexicanos.
Felicitaciones a los ingenieros de la Secretaría de la Defensa
Nacional, pero lo que se construye en la Base Aérea Militar de Santa
Lucía, a 45 km de la Ciudad de México, no es el más importante en el
mundo.
Tampoco la red aeroportuaria de la zona metropolitana (Santa
Lucia-Toluca y la CDMX) adquiere esa categoría.
Nos vemos en marzo de 2022, por si fuera necesario retirar mi dicho.
Adieu, arrivederci, sayōnara, goodbye.
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