
Convocan a la primera Bienal de Performance MACQ en Querétaro
QUERÉTARO, Qro., 1 de marzo de 2025.- En un antiguo pueblo de Dolores Hidalgo, Guanajuato, se encuentra una tumba envuelta en misterio. Desde 1850, los campesinos han reportado lamentos nocturnos y la aparición de una mujer vestida de blanco que solloza el inconfundible ¡Ay, mis hijos!. Con el tiempo, numerosos trabajadores desaparecieron y algunos fueron hallados sin vida en un río cercano, lo que avivó el temor entre los habitantes.
En 1963, el dueño de las tierras ordenó colocar una gran cruz en la zona, pero una tormenta la destruyó con un rayo, esparciendo piedras a 300 metros. Alarmados por los hechos, los terratenientes solicitaron la ayuda de frailes españoles, quienes se quedaron a investigar. Uno de ellos aseguró haber visto a la mujer de blanco y escuchado sus desgarradores gritos en un punto específico del campo.
El caso llegó al Vaticano, y tras una minuciosa investigación, la Iglesia Católica determinó que una entidad sobrenatural habitaba el lugar. Como medida de protección, se construyó la tumba y se realizó el primer exorcismo registrado en México, con el objetivo de liberar el sitio de la presencia espectral. Sin embargo, los testimonios de apariciones continúan hasta el día de hoy.
La leyenda de La Llorona narra la historia de una madre que, cegada por la desesperación, ahogó a sus hijos y se suicidó, condenándose eternamente. Se dice que su espíritu sigue vagando en busca de sus pequeños y que, al no hallarlos, podría llevarse a otros niños.