Itinerario Político
QUERÉTARO, Qro., 12 de abril de 2019.- La tradición de los altares de Dolores y su bendición arrancan los eventos conmemorativos de la Semana Santa en Querétaro.
Es parte de la tradición, al igual que preguntar en los altares cuando se pide agua de limón con chía: ¿Aquí lloró la virgen?
El cronista del estado, Andrés Garrido del Toral, dice que el culto a la virgen de Dolores en Querétaro inició en 1704, en la misión de Soriano, en el actual municipio de Colón.
En el ex palacio municipal, hoy sede de la delegación Centro Histórico, frente al jardín Guerrero, los diferentes barrios de la ciudad elaboran los altares. En el centro se erige el elaborado por el Patronato de las Fiestas del Estado de Querétaro.
A los costados, los de los barrios de El Cerrito, La Piedad, San Agustín del Retablo, Santa Catarina, El Tepetate, San Gregorio, San Francisquito y La Cruz.
El olor a manzanilla, producto que no debe de faltar en los altares, comienza a llenar el ambiente. La manzanilla representa la fragancia con la que fue ungido Jesús.
Se reparte agua de limón con chía. El limón representa la amargura que vivió la virgen, mientras que la chía son las lágrimas que derramó por su hijo.
Tampoco debe de faltar en ellos la frase “Aquí lloró la virgen”.
Los altares deben de llevar naranjas agrias, banderas doradas, flores moradas y trigo fresco.
Salvador Martínez Ortiz, delegado del Centro Histórico, da la bienvenida a las autoridades civiles y religiosas que participan en el evento. Están presentes el obispo de la Diócesis de Querétaro, Faustino Armendáriz Jiménez, así como la secretaria de Cultura, Paulina Aguado.
El obispo señala que la tradición del Viernes de Dolores es una muestra de la devoción y del pueblo de Querétaro. Al mismo tiempo pidió llorar con quienes lloran, como las mujeres víctimas de la violencia, de los feminicidios, hacer de esta tradición algo actual y social.
Al final de su intervención, el obispo invita a rezar la oración a la virgen de los Dolores, que se repartió a los presentes. Se unen a la oración los funcionarios públicos. “Está oración los ofrecemos por nuestros dirigentes, por el gobernador, por los presidentes municipales”, enfatiza.
Luego, con un manojo de manzanilla, el obispo bendice cada uno de los altares.
Tras el acto protocolario los asistentes pasan a los altares por su agua, símbolo del alivio a un dolor.
Aunque también se reparten panes, para quienes madrugaron en este viernes.
Los representantes de los barrios, quienes participaron en la elaboración de los altares reparten el agua y algún alimento a los presentes.
Los altares podrán ser visitados desde este día y hasta el domingo próximo, en el ex Palacio Municipal.