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QUERÉTARO, Qro., 22 de febrero de 2023.- El Observatorio de Movilidad señaló, en un comunicado, que a raíz de los trabajos de la obra Paseo 5 de Febrero, detectó un incremento en la violencia vial que está alcanzando niveles que resultan muy peligrosos para la convivencia cotidiana en el espacio público y a los cuales el mensaje Métele segunda a la paciencia, suena bastante ingenuo.
En un comunicado, indicó que es bien conocido, por medio de estudios clínicos y psicológicos que datan desde mediados del siglo XX, que detrás de un volante las personas se transforman: equipadas con lo que hoy llamaríamos un exoesqueleto, sienten el poder, la velocidad y la libertad que les da un arma que expande sus capacidades personales y la usan a su favor.
“El poder así obtenido les hace ignorar que vivimos en una comunidad con reglas claras y precisas para una convivencia cotidiana. Un estudio publicado en la revista Science en 2004 (Vol. 306, escrito por los doctores Daniel Kahneman, Alan Krueger y varios más), da cuenta que los traslados en automóvil al trabajo constituyen no solo una molestia cotidiana, sino un problema de salud pública debido a los componentes psíquicos y emocionales que implica tal actividad”.
En el imaginario colectivo persiste la idea de que el automóvil trae la libertad que un autobús no ofrece y contrarresta la sensación de lejanía en los desplazamientos que la bicicleta mecánica significa. La congestión vehicular frustra ese deseo, esa sensación de alta velocidad, de poder llegar rápido a nuestros destinos para mejorar nuestra movilidad. Esto influye negativamente en el estado emocional a nivel individual y colectivo.
Los trabajos de Beland y Brent (Traffic and Crime, Journal of Public Economics, abril de 2018) relacionan el incremento entre el tráfico de la ciudad de Los Ángeles y la violencia doméstica, que aumentó 9% en el periodo 2011-2015.
“¿Por qué ocurre esto? Somos poseedores de un cuerpo que es una máquina biológica que funciona adecuadamente en un entorno favorable, con oxígeno no viciado. La congestión vehicular y los desplazamientos lentos provocan e incrementan las partículas suspendidas, en especial las muy dañinas PM10 y PM 2.5, algo que las autoridades no están midiendo. Y si lo hacen, no lo están informando. A mayor contaminación del aire, el cuerpo humano no funciona adecuadamente. Niñas, niños y personas adultas mayores son las más afectadas por esta alteración en el aire, lo que implica el desarrollo de enfermedades respiratorias. En las personas adultas, la sensación de estrés aumenta, el cuerpo se siente en peligro y, al no poder desarrollar la respuesta de huida, reacciona con violencia”.
Lo mismo ocurre con el ruido del entorno. Superado el límite de los 70 decibeles, nuestro cuerpo reacciona al estrés de manera distinta: aumenta la presión arterial, los procesos digestivos se ven trastornados, así como los patrones de sueño que resultan alterados fatalmente por esta circunstancia. En otras latitudes, hay estudios que afirman que a mayor ruido, más violencia. El estudio elaborado por Timo Hener Noise pollution and violent crime del año 2022 y publicado en el Journal of Public Economics, deja en claro que un incremento de apenas 4.1 decibeles provocó 6.6% de aumento en la tasa de criminalidad.
“Es de llamar poderosamente la atención que nuestras autoridades están ignorando estas circunstancias y, si no lo están haciendo, poco hemos visto en acciones para contrarrestarlas. Al margen del uso de vías alternas, necesitamos acciones más efectivas para disminuir, en la medida de lo posible, las graves consecuencias sociales en cuestión de salud emocional y estabilidad colectiva que la obra Paseo 5 de Febrero está teniendo en la sociedad”, agregó.