Denuncia Checo Pérez olor a marihuana cerca del circuito en Las Vegas
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 23 de octubre de 2019.- Amenazaba lluvia la tarde del domingo, presurosa e ilusionada la afición llegaba al estadio Alfonso Lastras en su gran mayoría con la tradicional prenda azul y oro sanluisina, para estar a tono con los jugadores que aceptaron ponerse la histórica playera, disponible solo para los encuentros de visita. La rojiblanca se quedó en el vestuario.
Los agentes de las distintas corporaciones estaban presentes y la pregunta era obligada: -¡Hey, oficial!, ¿se registran disturbios? -No, todavía no empiezan. Respuesta irónica, pero predictiva. Las hileras de aficionados ingresaban por las diferentes puertas, mostraban su boleto o abono, y esperaban el espectáculo. El ambiente era de primera, como medida preventiva las dos porras estaban situadas lo más distante posible entre sí, en lados opuestos del estadio; lanzaban sus primeras porras y cánticos, mientras el inmueble de Valle Dorado empezaba a llenarse, para ver Clásico del Centro o de la Carretera 57 que comenzó hace 62 años.
Por empezar el juego, los jugadores de cada equipo se reunieron entremezclados para la gráfica del recuerdo, en franca actitud de paz. El árbitro accionó su silbato y, como si fuera un minuto de silencio, los jugadores tocaron tres veces el balón; luego se mantuvieron inmóviles 60 segundos, en solidaridad con los jugadores de Veracruz, mientras el balón se mantenía impaciente en el círculo del mediocampo.
Rodó el balón, Ian González dio un pase retrasado a Jorge Sánchez y comenzó la fiesta. Atlético de San Luis mantuvo atrás a los Gallos Blancos los primeros 15-20 minutos, pero no acertó a perforar la portería de los visitantes.
Nico falló la primera y levantó al público de sus asientos. Todo era alegría, aunque faltaba el gol. La porra de los Gallos comenzó a mostrar músculo, alentando a su equipo con gran sonoridad, en tanto la Guerrilla desplegaba una monumental bandera del Atlético de San Luis, que les cerró el pico a los visitantes nomás por un rato.
Casi nada habían hecho los Gallos en la cancha, pero en jugada a balón parado, en el cobro de un tiro de esquina, llegó el gol visitante por medio de Jair Pereira. Corría el minuto 24.
Fue un balde de agua fría que afectó el ánimo de los jugadores potosinos. En las gradas, mientras tanto, corría la cerveza.
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