MÉXICO, 31 de julio 2020.- A mediados de mayo, Ernesto Hernández sintió que el mundo se le vino encima luego de perder su trabajo como promotor de una marca de máquinas de afeitar y desodorantes en un supermercado de Ciudad de México.

Sus opciones no eran muchas en medio de una epidemia que obligó a cesar actividades en gran parte de la economía y que ha dejado más de un millón de desempleados formales en el país. Fue entonces que pensó en sus únicos ahorros: los recursos de su fondo de pensión.

Así, Hernández, quien renta una pequeña vivienda en los suburbios de la capital, inició el trámite para hacer un retiro, ignorando que el proceso suele demorar al menos un par de meses, mucho más de lo que había pensado.

“Me sentí muy frustrado”, recordó el joven de 27 años, quien sigue a la espera de cobrar 8,000 pesos (355 dólares) de su pensión. “Inicialmente había considerado solicitar un préstamo, pero eran pagos semanales y si me llegaba a atrasar con alguno, me iba a endeudar más”.

Como Hernández, cada vez más mexicanos están echando mano de sus pensiones ante la crisis desatada por el coronavirus, que sólo en junio llevó la cifra de retiros a un máximo histórico de 1,856 millones de pesos (82 millones de dólares), según datos de la Consar.

Los fondos de pensión en México permiten a los trabajadores que han perdido su empleo hacer un retiro parcial por hasta tres meses de su último salario o un 11.5% de sus ahorros para la vejez, pero para poder iniciar su gestión se debe tener al menos 46 días sin trabajar.

Con información de Reuters