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QUERÉTARO, Qro., 31 de diciembre de 2022.- A sus 35 años, Alí Adali Prado Balladares se preocupaba por su trabajo y pasatiempos, todo se frenó cuando, una infección lo llevó enfrentarse al diagnóstico de que, por necrosis, tendría una de sus piernas que ser amputada. Se convirtió en el primer queretano en recibir un trasplante de piel de tilapia para sanarse.
Trabajaba en una bodega de ruedas y rodajas. Fue en marzo que notó una pequeña ampolla, creyó que el problema no pasaría a mayores, pasó por alto que previamente se le había operado por várices, además de que es diabético.
Acudió a un consultorio incorporado a una farmacia de bajo costo, donde quien lo atendió limpió la herida, misma que cicatrizó, pero no se percató de que tenía otra bajo los dedos; esa se endureció, se dio cuenta hasta que comenzó a dolerle la pierna.
Nuevamente fue a consulta médica, pero ahora para cirugía. El médico que lo trató le dijo que no debía tocarse la herida, debía estar en reposo total por tres días. Cuando se le permitió bañarse, descubrió que debajo de la venda se le formaron pequeñas ámpulas, tras lo cual se enfrentó a la necrosis de su pierna. 24 horas pasaron de las ámpulas a la coloración oscura de su piel.
Graciela Balladares, enfermera de profesión, madre de Alí, vio la coloración oscura dos días después, además de temperatura, eso cuando él le pidió ayuda para bañarse. Fue un lunes, el médico le realizó curaciones, pero para el viernes ya tenía infección e hipotermia.
Recurrió a sus amigos del Hospital General, le hizo cita para el sábado, pero los diagnósticos de los diferentes especialistas eran que debía cortársele la pierna; que moriría si no se operaba. Se le hicieron lavados quirúrgicos, pasó por aspiración de líquidos. Estuvo internado más de 20 días y debió regresar por lavados cada dos días. De todo se intentó, incluso, otra amiga le daba medicina naturista en el hospital.
Para curar esa herida, Alicia Barajas Pozos, investigadora de la Facultad de Enfermería de la UAQ y trabajadora de la Secretaría de Salud, buscó opciones para el hijo de su amiga.
Ofreció realizarle un injerto de tilapia. Fue el único recurso que podía ofrecerle, porque bajó Ali tanto de peso en el hospital que no había forma de obtener de su cuerpo material para trasplantarle y él rechazó regresar al hospital para que se le hiciera un injerto de cadáver.
El colágeno de la tilapia en polvo era muy costoso, era invertir alrededor de 8 mil pesos mensuales por cerca de 6 meses. Alicia, para la piel de tilapia, pidió dos mil 700 pesos y esa compra sirvió para todas las intervenciones; cada 15 días se le realiza cambio para que absorba el colágeno.
La herida medía 33 centímetros de largo, 19 de ancho y un centímetro de profundidad, permitió que practicaran los estudiantes de la Maestría en el Manejo Clínico Avanzado de Heridas, Estomas y Quemaduras, a quienes Alicia enseña. Inició el tratamiento el 5 de agosto y para inicios de diciembre ya estaba al 15% de una cicatrización total.
Después de Ali son ya cinco personas a las que Alicia ha intervenido, entre ellos un paciente con úlceras venosas y otro que sufrió un infarto una semana después de realizarse un tatuaje; dos días después de que se le realizó una tomografía el tatuaje se convirtió en una quemadura.
Alicia es parte de un grupo de investigadores que buscan de Cofepris autorización para que el trasplante con piel de tilapia sea cotidiano, como ya ocurre en otros países.
La piel de tilapia la dota la química Alicia Fonseca, que tiene un banco de tilapia en Oaxaca, material que procesa y esteriliza para evitar que la piel lo rechace.
Expuso que cualquiera que requiera el trasplante puede acercarse a ella para un proceso a bajo costo, pues también forma parte de Surgishop, negocio de venta de productos médicos, donde puede realizar valoración de pacientes y también se realiza un estudio socioeconómico.
La tilapia podría utilizarse en heridas para cicatrización tras pie diabético, úlcera venosa, úlcera traumática o cualquier otra herida en condiciones para recibir un trasplante.
Alí planea tener una alimentación más sana, rehabilitación y deporte. Consideró que lo que pasó servirá para que más queretanos logren tener acceso al trasplante de tilapia. En su pie tal vez quede una cicatriz, pero la siente como su piel normal.