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CIUDAD DE MÉXICO, 14 de mayo de 2020. — La nueva realidad por la pandemia del coronavirus (SARS-CoV-2) Covid 19, obligará a que la sociedad modifique diversas normas sociales y costumbres, toda vez que aún se desconoce cómo curar la enfermedad que produce el nuevo virus, en especial entre los sectores más vulnerables, como los adultos mayores.
Al regresar a nuestras vidas tras el parón impuesto por la crisis del coronavirus deberemos modificar muchas de nuestras costumbres y una de los más arraigadas y que deberán cambiar tiene que ver con los niños, pues aunque se relajen las medidas sanitarias ellos deberán mantenerse alejados tanto de personas con padecimientos crónico-degenerativos como de los ancianos.
“Eso es algo a no perder de vista”, indicó la doctora Guadalupe Miranda Novales, profesora de Infectología en la Facultad de Medicina, en un artículo de UNAM Global. Pese a que los menores contagiados por la Covid 19 experimentan una versión muy atenuada de la enfermedad e incluso gran parte de ellos ni siquiera desarrollará síntomas, sí pueden transmitirla y ello es muy peligroso para ciertos grupos demográficos. “En algún punto volveremos a nuestra cotidianidad y perderemos el control brindado por las cuarentenas, por lo que diabéticos, hipertensos, asmáticos o gente con un sistema inmune comprometido, afecciones respiratorias crónicas o de la tercera edad no podrán estar a cargo de un niño. Desafortunadamente, esto incluye a los abuelitos”.
Esto podría representar un cambio radical en las dinámicas familiares actuales, ya que según la Encuesta Nacional de Empleo y Seguridad Social de 2017, en México los niños de cero a seis años no cuidados por su padres —sea por trabajo u otras razones— suelen ser encargados (en el 65.5 por ciento de las ocasiones) a sus abuelas.
Debido a que esta opción es la más socorrida, hace un año el gobierno de López Obrador proponía eliminar el presupuesto asignado a las estancias infantiles y dar el dinero directamente a los abuelos, siempre y cuando ellos fueran los cuidadores de sus nietos.
No obstante, esto deberá cambiar al menos en el corto y mediano plazo —apunta la doctora Miranda— pues el mayor problema planteado por la Covid 19 es que, por ser una enfermedad tan nueva, aún ignoramos cómo curarla, cuándo tendremos una vacuna o hasta si alguien ya recuperado puede contraerla de nuevo.
“Lo que sí sabemos es que entre a quienes la infección golpea con más fuerza están los ancianos y esto nos coloca en una situación triste: la de que los abuelitos no puedan visitar a sus nietos y viceversa. Deberemos mantener esta medida por un largo tiempo a fin de evitar que las personas mayores se lleguen a contagiar”.
Y no son pocos los especialistas que han llamado la atención sobre este hecho.
El 10 de abril los CDC (Centers for Disease Control and Prevention) de EU advertían que, como los pacientes pediátricos presentan síntomas muy atenuados o incluso ninguno, los niños podrían tener un papel importante en la diseminación del virus y, además, propagarlo silenciosamente; justo una semana después The New England Journal of Medicine publicaba el editorial Transmisión asintomática, el talón de Aquiles de las estrategias actuales para controlar la Covid 19, donde abundaba al respecto.
Sobre este punto la doctora Miranda señala: “Los primeros estudios señalan que hasta un 25 por ciento de los niños serían asintomáticos, lo cual en sí dificulta la detección, y a esto se suma el que, en caso de presentarse la enfermedad en los menores, ésta puede pasar inadvertida. Quizá los padres vean a su hijo toser un poco o con flujo nasal por tres días y de pronto no, y por lo mismo piensen que todo fue un resfriado ligero, cuando en realidad podría tratarse de SARS-CoV-2 y el pequeño estaría diseminando el virus hasta por 20 días”.
A decir de la doctora Miranda, no falta mucho para que los niños regresen a las escuelas y a jugar en los parques, y esto es deseable, aunque también nos obliga a dar los pasos necesarios para ponernos de nuevo en marcha, pero sin dejar de cuidar la salud de todos aquellos con padecimientos crónicos y ni la de nuestros ancianos.
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