Libros de ayer y hoy
La destrucción casi total del manglar Tajamar ha despertado un interés pocas veces visto en asuntos ambientales.
Según ecologistas, la naturaleza tardaría cuando menos treinta años para restituir la devastación de las 59 hectáreas del humedal y eso sólo en el improbable caso de la cancelación definitiva del proyecto Malecón Tajamar a edificarse sobre un terreno propiedad de particulares que así permanecerá a menos que el Estado decida expropiarlo.
El Secretario del Medio Ambiente, Rafael Pacchiano –en un arranque de franqueza– reconoce que el asunto es un desastre. Afirma que él nunca hubiese autorizado la destrucción del manglar, pero también acepta que echar abajo el desarrollo turístico en marcha simplemente es imposible.
FONATUR, responsable de administrar el programa de obras del Centro de Desarrollo Integral (CIP) Cancún, destapa errores del pasado en evidente defensa propia. Según el titular jurídico de la institución –Manuel Mercado Béjar– las administraciones panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón aprobaron el “desmantelamiento” del humedal para extender el desarrollo urbano de la capital turística de Quintana Roo. Calderón se deslinda y culpa de omisión a la administración de Fox.
Para FONATUR –que intenta espantarse el zopilote– los permisos otorgados son actos consumados y el deber de la autoridad es respetar algo que aparentemente se hizo conforme a la ley.
Pero el asunto no es tan sencillo como una compraventa.
La devastación del manglar viola tratados internacionales firmados por México hace casi veinte años, como la Convención Internacional sobre Humedales y más recientemente el Convenio sobre la Diversidad Biológica. Ambientalistas advierten que el caso también tiene implicaciones en materia de derechos humanos.
La disyuntiva es terrible. El gobierno federal debe elegir entre restituir un ecosistema o permitir el desarrollo de un proyecto multimillonario.
Si prevaleciera la ética, el manglar sería recuperado y los permisos revocados, más allá de las demandas del grupo de inversionistas que apostó “legalmente” toneladas de dinero.
Si el proyecto se permite, el mensaje será demoledor para la imagen de nuestro país y su compromiso con el medio ambiente… lo cual constituye otra devastación.
EL MONJE ECOLOGISTA: Decisiones sorpresivas y un manejo informativo errático, convierten a Tajamar en nota internacional; se habla de cancelar la XIII Conferencia de las Partes (COP13) de Naciones Unidas, con sede en Cancún; sería incongruente hablar de protección ambiental justo donde lo opuesto sucede.
@JoseCardenas1 | [email protected] | www.josecardenas.com