Libros de ayer y hoy
El escándalo #PanamaPapers –como ayer escribimos– es la punta de un iceberg de magnas proporciones e impacto aún desconocido.
La mayor filtración de datos financieros de la historia y el intenso trabajo periodístico de escudriñar, desmenuzar y digerir 11.5 millones de documentos secretos exhibe la necesidad de una gran actuación protagónica de las autoridades monetarias en esta película de horror. ¿Será mucho pedir?
¿Qué revelan los #PanamaPapers?
Poco. Qué el agua moja, qué la lumbre quema y qué el cielo es azul, aunque parezca nublado…
Evidencia que el sistema financiero mundial está hecho para beneficiar a quienes más acumulan poder y riqueza y por lo tanto tienen suficientes medios, cinismo y recursos para hacer trampas y burlar reglas.
Quien quiere y puede, inventa y recurre a instrumentos para ocultar fortunas, eludir impuestos, lavar dinero, y engañar a autoridades que suelen hacerse de la vista gorda.
¿Habrá castigo para los involucrados en la lista negra del escándalo?
Difícilmente.
Aun cuando los gobiernos puedan husmear las huellas del dinero, los más ricos y famosos tiburones financieros, siempre al acecho en aguas profundas de paraísos fiscales, es improbable que puedan caer en las redes de la autoridad hipócrita, por no decir cómplice, las más de las veces.
El caso del Primer Ministro Islandés, Sigmundur Gunnlaugsson, quien terminó por dimitir tras ser exhibido por las “filtraciones” difícilmente va a replicar; Islandia está más fuera que dentro de este mundo.
¿Va a cambiar el sistema financiero internacional a raíz del escándalo?
Definitivamente no. Para cualquier milloneta del planeta siempre habrá manera de convertir el dinero negro en dinero blanco; ingenuo sería creer lo contrario.
¿Vamos a conocer la magnitud del fenómeno?
Sí y no. El escándalo es enorme, pero saber con certeza por qué y cómo pasa lo que pasa, resultará imposible, cuando mucho imaginable.
EL MONJE SALTARÍN: “Sorpresas te da la vida” (Pedro Navajas) estará entonando Miguel Basáñez. La Embajada de México en Washington le duró un suspiro; lo sustituirá Carlos Manuel Sada, cónsul en Los Ángeles. Se dice en los pasillos de la Cancillería que Basáñez irá a otra sede diplomática (¿?)… y brincos da el ex vocero de Carlos Salinas, Pepe Carreño, por el nombramiento de su hijo José Paulo como subsecretario para América del Norte.
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