Razones
La Reina del Sur rompió el sospechoso silencio; por fin cuenta “su” verdad. Busca «aclarar» las insidias y maledicencias detrás de sus encuentros –y sentimientos– con el recluso más famoso… y peligroso.
La carta publicada en el semanario Proceso está impregnada de melodrama.
Kate del Castillo lanza margaritas a los cerdos que viven del morbo; asegura haber actuado buena fe, de sus contactos con la “gente” del capo, del encuentro esperado y sus verdaderas intenciones; describe el amor por su familia, la preocupación por su prestigio, la forma en que su corazón palpitaba y de como se sentía morir cada vez que el más buscado le clavaba a la mujer la mirada… y de cómo se sintió timada cuando el reo se fugó y ni adiós le dijo.
Kate se pinta como víctima por partida doble.
Se dice utilizada –¿chamaqueada?– por el actor Sean Penn, quien se aprovechó de ella para llegar al narcotraficante. La guapa también se dice víctima de una auténtica cacería de brujas; asegura que el gobierno sacó de contexto su “aventura” con El Chapo, violando el debido proceso al filtrar información sensible.
Tras la captura del mega narco, las miradas públicas se han clavado sobre ella para desnudarla. Si hubo tratos para llevar al cine la leyenda del capo, o si el narco había financiado la empresa tequilera de la actriz, es algo que hasta ahora nadie ha comprobado.
Kate del Castillo ha pagado muy caro el abierto desafío al gobierno mexicano desde el momento en que se burló en twitter de Angélica Rivera, esposa del Presidente, por el escándalo de La Casa Blanca de Las Lomas, y por haber hecho pública su admiración por el narco, por haberse hecho “su amiga” y llegar a él con toda facilidad, mientras la fuerza del Estado se enfrascaba en una cacería para saldar vergonzosa afrenta del gran escape de la prisión del Altiplano.
Pese al golpeteo, parece que Kate saldrá ganando.
El próximo viernes la actriz aparecerá en el programa periodístico 20/20, entrevistada por la periodista Diane Sawyer. Saldrá “al aire” para limpiar su nombre y explicar la imprudencia temeraria que la ubicó en la encrucijada más “cabrona” de su vida, entre la farándula y las curvas peligrosas del poder y el crimen.
EL MONJE AJEDRECISTA: Kate mueve piezas y pone al gobierno en jaque. La historia cobra más tensión y atención: la bella ingenua, decepcionada del temible narco, torna en víctima de un gobierno que no garantiza un debido proceso a la dama enamorada de lo «bueno» del más malo.
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