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La ciudad de Querétaro es un constante recordatorio de que las personas con discapacidad no tienen derecho a moverse libremente, debido a la falta de infraestructura adecuada.
QUERÉTARO, Qro., 21 de septiembre de 2015.- Salir de casa, tomar tu vehículo, estacionarte, cruzar la calle para llegar al edificio donde trabajas y subir las escaleras que te permiten llegar a las oficinas del segundo piso, son algunas acciones que a muchas personas les pueden parecer cotidianas, sin embargo, para alguien en silla de ruedas tan solo salir de casa ya representa un gran reto.
Betty Budoyra usa silla de ruedas desde hace más de 10 años y asegura que los espacios públicos de Querétaro son un constante recordatorio de que las calles no están hechas para todos y que, según lo evidencia la infraestructura de la ciudad, las personas con alguna discapacidad no tienen el derecho a moverse libremente.
“Te puedo decir que más del 70 por ciento de los lugares aquí en Querétaro se dificulta la entrada por escalones, no hay la cultura de rampas (…). No sé si me atrevería a salir sola de mi casa, supongo que sólo si fuera muy necesario, es difícil moverse en la ciudad”, dice Betty.
Uno de los lugares más conflictivos es el Centro Histórico, pues las calles no están diseñadas para que una silla de ruedas transite libremente: las banquetas son angostas, el suelo levantado, las rampas mal diseñadas, la falta de los lugares designados para personas con discapacidad y el peligro constante de quién está vulnerable, son algunos de los retos a los que Betty tiene que enfrentarse cada vez que va al primer cuadro de la ciudad.
Además de las reiterativas acciones que le demuestran que aún falta mucho para que se le considere igualitariamente como parte de la sociedad.
“En una ocasión salí con un amigo en su carro, cuando llegamos al Centro Histórico nos estacionamos en un lugar para personas en silla de ruedas y al regresar vimos que teníamos una multa porque mi amigo no tenía las placas de persona con discapacidad. Pensé que al llamar a un oficial y viera que, efectivamente, estaba en silla de ruedas, nos iba a dispensar pero no fue así”, nos cuenta.
Betty asegura que, aunque se han hecho algunas modificaciones para que ella y las demás personas con discapacidad se vean incluidos, debería de ser una prioridad de las instituciones públicas solucionar el tema de la movilidad por completo.