Querétaro, golpe a la impunidad
«Hoy amanecí dichosamente herido de muerte natural» – Efraín Huerta
Fausto Vallejo se va ahora porque si se hubiera “retirado” antes habría sido necesario convocar a elecciones adelantadas con un grave problema de organización, considerando la crisis de inseguridad provocada por la violencia criminal. Dicho de otro modo, el neo sistema ha organizado las cosas en el filo de la enfermedad… en el filo de la navaja sin filo, para agregar un capítulo más a la crónica de los absurdos políticos en un estado que en los últimos dos años ha tenido tres gobernadores, uno electo, uno interino y un sustituto…
La dimisión de Fausto Vallejo –abdicación para usar términos monárquicos de moda– muestra hasta dónde la descomposición política de Michoacán es una constante de su historia cuya condición permanente explica fácilmente todos los demás sucesos de la vida local.
En la dilatada cronología entre 1824 y 2014, –de acuerdo con las investigaciones de Alejandro Bustos en su libro, Los gobernadores de Michoacán– hay registro de 77 gobernadores interinos hasta el año 2001, a los cuales se deben sumar Jesús Reyna –hoy preso– y quien el Congreso del estado designe en sustitución de Vallejo.
En Michoacán ha habido 78 gobernadores interinos contra 38 constitucionales o regulares, pues los interinatos y sustituciones son también formas previstas en la constitución. Con un mandato de seis años completos la proporción es menor. Es decir, las irregularidades superan a la normalidad.
En los tiempos actuales Michoacán ha conocido todas las formas de gobierno. Vallejo comenzó como constitucional y terminó –a pausas– con una renuncia definitiva. Ganó un proceso electoral normal, con todo y las naturales quejas e impugnaciones de sus opositores Silvano Aureoles del PRD y Luisa María Calderón, del PAN, ambos abiertamente de regreso, listos y dispuestos a la próxima contienda.
Pero no han sido estos pocos años los únicos con esta “normal excepcionalidad”.
Por ejemplo, en el año 1921 hubo tres gobernadores, Primo Serranía Mercado, Jesús Magaña Soto y Silvestre Guerrero. Lázaro Cárdenas lo fue entre 1928 y 1929; de ese año al siguiente, ocupó la silla, Dámaso Cárdenas quien en 1930 le devolvió el Palacio de Gobierno a su hermano quien fungió en 1930 para dejar temporalmente a Gabino Vásquez y regresar entre 1931 y 1932.
Dámaso Cárdenas regresaría de 1950 a 1956.
En 1992 llegó al poder Eduardo Villaseñor quien ocupó el cargo 21 días y luego falleció en un accidente carretero, cuando aun gozaba de licencia. El gobierno quedó en manos de Ausencio Chávez Hernández, de 1992 a 1996. Y de 2012 a la fecha pues hemos visto esta horrible sucesión de disparates, entre el hospital y los Templarios, con la irrupción –única en la historia– de un todopoderoso Comisionado Federal en cuyas manos están todas las decisiones importantes del Estado… y cuya fecha de salida nadie conoce aun.
“Estaremos en Michoacán todo el tiempo que sea necesario”, ha dicho el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. O sea, la eternidad, si se toman en cuenta los antecedentes de la historia, algunos de los cuales ha citado para usted este preocupado Monje.
¿QUIEN SIGUE?: A más tardar mañana sábado habrá sustituto de Fausto Vallejo. La duda de quién quedará al frente –de aquí a octubre de 2015– provocó el retraso en la despedida del gobernador. Suenan los nombres del empresario y diputado federal priista Alfredo Anaya Gudiño, la senadora Rocío Pineda Gochi y el alcalde de Morelia, Wilfrido Lázaro Medina, los dos últimos muy cercanos a Vallejo. Mientras tanto –y por mandato constitucional– sería Marco Vinicio Aguilera Garibay, actual Secretario General de Gobierno, quien se encargaría del despacho como interino.
¿El Congreso michoacano –enterado por Twitter de la dimisión de Vallejo– será el que tenga la última palabra?
@JoseCardenas1 | [email protected] | josecardenas.com.mx